Los sesenta fueron tiempos extraños, estamos a casi 60 años de esa “loca” década y descubrimos un para de cosas que te demostrarán que el mundo fue raro, tonto o simplemente ridículo.
Acompáñanos a ver esta historia:
Fumar donde dios te diera licencia
Antes no había bronca si fumabas en donde te diera la gana. Desde aviones hasta los salones de clases estaba permitido. Hasta en el hospital, vaya. Ahora parece que todos lados requieren ser libres de humo de tabaco.
Si fumas, pues qué mal para ti. Pero si no, sabes que agradeces que no haya un señor con pipa a tu lado mientras esperas pasar al médico por una diarrea explosiva.
Escuchar rock era satánico, demoniaco y una ofensa a Yisus
En ese tiempo el rock ni siquiera existía como lo conocemos ahora. El rock n’ roll buscaba hacerse un espacio y dejar que lo vieran como algo de gente sin educación, respeto o poquita moral… algo así como el reggaetón de ahora. ¿Ya ves? Aleks Syntek es la tía que en los sesentas no dejaba escuchar a sus sobrinos a Elvis ni a The Beatles.
Los juguetes
Ahora los niños juegan con… con los teléfonos de sus papás, cosas didácticas bien chidoliras que motivan su desarrollo y sus capacidades motrices y cognitivas… o con los aparatos tecnológicos de sus papás viendo videos de Masha y El Oso o Peppa Pig.
Antes los niños tenían estos juguetes que reforzaban estereotipos y podían lastimarte o sacarte un ojo al menor descuido. No negaremos que se veían bien cool, peor también que ahora es difícil encontrar cosas así.
La ropa
A menos que vivas en la Facultad de Filosofía y Letras toda esta ropa te parecerá extraña. En los sesenta no lo era tanto. Incluso era cool para la mitad de la gente de esa época.
Hablar por teléfono
No solo se hablaba por teléfono. Se vendían como pan caliente y, además, tenían una rueda y no botones. UNA RUEDA. Ya sabemos, se ven bien vintage y super culturales, goey. Super hipsters, pero hasta que no tengas que llamar en uno no sabrás de lo que hablas.
Concursos de belleza
Los sesentas terminaron con esta extrañísima forma de hacer concursos. Las personas que competían en estas aberraciones eran calificadas por partes de su cuerpo en particular, que generalmente eran las PIERNAS y los TOBILLOS.
Por eso concursaban con máscaras, con pañoletas. Todo lo que les tapara la cara y, en muchas ocasiones, detrás de una cortina solo mostrando su tren inferior.
Plancharse el cabello
Literalmente plancharlo. Con una plancha para la ropa. Qué pedo, años sesenta.
Comerciales de cigarros
Ahora están prohibidos e incluso las cajetillas tienen que poner imágenes para disuadir a la banda de no fumar. Pero los sesentas eran diferentes. Ya les dijimos que podías fumar donde quisieras y los comerciales estaban hechos para que te causaran ternura, no desagrado.