Manejar es siempre una experiencia traumática y difícil. Pareciera que en cuento te pones tras el volante te conviertes en un ser diferente que necesita saciar su sed venganza con los demás automovilistas, pero los reyes de este enojo son los hombres chaparros.
Según un estudio realizado por el Centro de Prevención de Enfermedades de Atlanta, los hombres chaparritos tienen autoestima baja y eso es lo que les termina repercutiendo a la hora de manejar, donde se vuelven más agresivos.
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Después de interrogar a un gran número de automovilistas, los resultados arrojaron información que ya sabíamos pero que terminamos confirmando. Los hombres pequeños fueron los que más percepción personal tuvieron sobre su agresividad, además de ser reconocidos como los más violentos.
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Según los investigadores, esto proviene del “síndrome del hombre pequeño”, con el que estos hombres relacionan su masculinidad a su tamaño, por lo que terminan exacerbando su identidad masculina hacia la violencia y la agresión para compensar su estatura.
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Sin embargo, al estar en un automóvil se vuelven violentos y agresivos porque no existe percepción de estatura, pero necesitan hacer evidente su control y su superioridad sobre los demás automovilistas, a los cuales identifica siempre como alguien más alto o alta que él.
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Ciertamente, manejar ya convierte a las personas en seres violentos y agresivos, pero resulta que los hombres chaparritos llevan al extremo estas condiciones de inferioridad y terminan siendo los que siempre tocan el claxon en el semáforo.
Con información de Salud 180