Este es el Santo Niño Huachicolero, santo patrono del robo de combustible

Porque el mundo no era lo suficientemente ridículo...

Agarra un Santo Niño de Atocha, agrégale una manguera y un par de bidones y ¿qué obtienes? Un Santo Niño Huachicolero, ídolo venerado por los… huachicoleros, duh.

 

Del país que vio nacer a la Santa Muerte…

Al mexicano le encanta el mame y si es guadalupano, aún más. Sin embargo, la Morenita del Tepeyac no va a estar tolerando todas nuestras chingaderas y de vez en vez el buen devoto volteará su mirada hacia otros ídolos menos ocupados. El mexicano es ingenioso, pero es más piadoso. Ahí donde busque el amparo divino de sus quehaceres y no lo encuentre, no caerá en la ansiedad nihilista de reconocer la carencia de sentido del Cosmos tras la muerte de dios. Oh, no…. El buen devoto le pondrá sus ropitas más coquetas a su figura del Niñito Dios y lo adornará con los accesorios más ad hoc según su necesidad.

Ola ke ase? Dándole la vuelta al Estado o ke ase?

 

En el caso del triángulo rojo, compuesto por varios municipios del estado de Puebla donde el robo de combustible es particularmente popular, adornaron al Santo Niño de Atocha con las herramientas básicas de todo buen huachicolero. Porque sí, cuando el Niñito Dios no está llorando por nuestros pecados, está ordeñando ductos de Pemex.

¿Quién pompó? El contrabando de combustibles sí deja para comprarse garritas nuevas.

 

Es desconocido dónde o cómo nació el pícaro Santo Niño Huachicolero. Pero una vez nacido el mame, ya no es posible abortarlo. La cultura huachicolera es un hecho y ha existido desde hace años, aunque recientemente haya caído en el ojo e interés público.

Desde septiembre de 2015, el término “Santo Niño Huachicolero” empezó a figurar en las búsquedas de Google, pero empezó a ser más popular a partir de octubre de 2016.

 

Arquidiócesis de Puebla se ha deslindado de la devoción del Santo Niño Huachicolero. Nosotros no somos particularmente creyentes, pero si el Santo Niño Huachicolero tiene unos buenos pasitos perrón, pues vénganos su reino.

 

 

 

Vía Excelsior