Harvey Weinstein, después de mucho tiempo de investigación, por fin fue condenado a 23 años de prisión por crímenes de abuso sexual y violación, aunque su pena podría extenderse a cadena perpetua.
Weinstein fue declarado culpable de violación a Jessica Mann, una de las tantas actrices que lo denunciaron a raíz del movimiento #MeToo.
Con esto, se determinó que es acreedor de una sentencia de 23 años de prisión, por lo que terminaría su sentencia a los 92 años de edad, lo cual sus abogados consideraron como una “pena de muerte”.
Sin embargo, la sentencia a Weinstein sí podría alcanzar el grado de cadena perpetua, pues además de haber sido denunciado y enjuiciado por este caso, existen muchos otros, con pruebas fehacientes, que confirman su culpabilidad como agravantes para su condena.
Esta es, por supuesto, una victoria para un movimiento que busca hacer visible la violencia solapada y sostenida dentro de la industria cinematográfica, donde Harvey Weinstein fue uno de los hombres más poderosos e influyentes durante décadas.
Las acusaciones contra el productor de Miramax datan desde los años 70 y son incontables mujeres, desde nombres reconocidos hasta personas operativas y sin presencia mediática, que han presentado pruebas de sus abusos.
Recientemente, se revelaron correos electrónicos en los que se mostró que Harvey Weinstein tenía intenciones de matar a Jennifer Aniston porque esta nunca cedió a sus abusos y acosos durante las producciones en que trabajaron juntos.
Ahora, solo queda esperar que más casos similares se resuelvan y procedan timando como precedente este caso, que destapó una ola de escándalos en diferentes industrias estadounidenses.
Es claro que existen aún muchas fallas dentro de los sistemas penales del mundo para atender la violencia de género con la urgencia que requiere, pero la sentencia a Weinstein es, sin duda, un paso adelante en estos temas.
Con información de Quién
