México es uno de los países con mayor tradición en cuanto a la producción de telenovelas. Por décadas, los mexicanos han visto pasar por sus pantallas una innumerable cantidad de historias y personajes que le han dado solidez a esta industria.
Sin embargo, ante tanta cantidad de estos dramas, son pocos los que trascienden a su época y se quedan grabados en la memoria colectiva. Una de estas novelas es Cuna de Lobos, transmitida entre 1986 y 1987, donde la actriz María Rubio dio vida a Catalina Creel, una de las villanas más memorables en la historia de la televisión mexicana.
Ataviada con vestidos largos y conservadores, el pelo recogido en un chongo y un parche en el ojo, además de un carácter imponente, Catalina era capaz de poner a sudar al mismísimo Diablo. Pocas veces una actriz ha logrado darle tanta potencia a un personaje como lo logró María Rubio.
¿No la conoces? Entonces estás chavo y no has vivido, verás como te volverás fan. ¿Si la ubicas? Entonces recuerda por qué te daba miedo cuando estabas chiquito.
Aquí algunos de los momentos más inolvidables de este personaje (no se espanten, todo es actuación):
Matando a “Lucerito” al ritmo de Papa Don’t Preach:
Asesinando a un joyero:
Matando a un inspector de policía:
Aquí echando pleito, asegurando que seguía siendo “la reina de la manada”:
Hasta el final de la novela fue memorable:
No pues si era más mala que la carne de puerco, a lado de ella Soraya Montenegro era una bebé en pañales.
Catalina Creel también nos dejó muchas frases inolvidables y cargadas de odio:
Años después de que Cuna de Lobos llegó a su fin Catalina Creel regresó, pero en forma de sketch de Eugenio Derbez. Y sí, Catalina era igual de buena para causarnos miedo como para hacernos reír:
Este pequeño recuento entorno a Catalina Creel, fue para honrar, con mucho cariño, a la actriz María Rubio, quien falleció este 1 de marzo a la edad de 83 años. Además de su enorme trabajo en Cuna de Lobos, trabajó en otras novelas como Doña Macabra, Colorina o Imperio de Cristal.
Hasta siempre María Rubio, hasta siempre querida Catalina.