La boda de Lady Gabriella Windsor y Thomas Kingston nos dio otro capítulo de ensueño en este mundo donde la realeza no baila payaso de rodeo ni come carnitas con arroz a media banqueta, pero la verdadera protagonista de este día fue Lady Aurelia, una hermosa pequeña.
Esta fue la tercera boda real que se realiza en menos de un año, demostrándonos que ya es tiempo de que las sucesiones tomen lugar, después de décadas de creer que Bob Dylan, Chabelo y la Reina Elizabeth irán a nuestros funerales.
Dicha celebración se llevó a cabo en la Capilla de San Jorge, donde siempre se hacen los eventos de los fifís de Reino Unido. Lady Gabriella asistió junto a sus damitas de honor, entre las cuales se encontraba Aurelia del Drago (que es como el nombre más increíble del mundo).
La pequeña, fiel a su nombre y a la fuerza que lleva en las venas, no ocultó sus verdaderas emociones, a pesar de que todo a su alrededor parecía de fantasía. Ella, por su parte, no se guardó su carita de enojo, demostrando que prefería sacarse los mocos a estar ahí otros diez minutos más.
Las cámaras de la realeza la captaron con un rostro de pocos amigos en una de las fotos más icónicas de la celebración, donde se muestra a Lady Gabriella y Thomas rodeados de su plebe, haciendo dicha escena un sueño todavía más mágico.
Vean nada más esa carita que pide a gritos regresar a su cuarto para jugar Minecraft. ¿A caso no es lo más cercanos que se han sentido a la realeza?
Ella es verdaderamente el rostro de esa familia llena de güeritos desabridos. Ella, con honestidad, nos muestra que esa vida no es la que quiere, mucho menos la que eligió, pero tiene que hacerlo. Tiene que ir frente a esa cámara a fingir que su vida es hermosa e insuperable, pero eso no es así.
Entre un mar de sonrisas fingidas, Lady Aurelia nos recordó que ella es humana, no una androide como la reina.