Aunque su apariencia tierna nos diga lo contrario, los gatos son unos seres malignos que sólo desean ver el mundo arder.
Al igual que los políticos, los gatos se rigen por un código muy peculiar:
Primero estoy yo, luego yo, y al último yo.
Por eso, no nos extrañó toparnos con unas perturbadoras fotos donde varios mininos se saltan cualquier tipo de límite (humano o material) con tal de obtener el alimento u objeto que desean.
Alguien es fan de las hamburguesas…
¿Por qué conformarte con tu pequeña cama, si puedes tener una más grande?
Otro pobre perro, víctima de maltrato gatuno:
¿Quién puede resistirse al poder hipnótico de una pizza?
Para que perder el tiempo cocinando algo que te puedes comer crudo…
Poco importa la edad de la víctima…
“¡Matanga dijo la changa!”
La patita vengadora aparece cuando menos lo imaginas…
Desfigurando el rostro de un muñeco de nieve… todo por una zanahoria.
El té está de moda, y él lo sabe…
“Dinero, dinero, dinero, aprende algo dinero”
Este gato se puso abusado:
El hambre es canija…
¿Por qué conformarse con sus juguetes, si puede tener los de toda la familia?
“Voy a interceptar y revisar esta carne, nomás para asegurarme de que no esté contaminada con clembuterol”
Siempre es buena hora para botanear.
¿Batman?
– Está chida tu greñ… ups.
Y ya…
Lo peor del asunto, es que los gatos no se respetan ni entre ellos:
🙁
Para una bonita experiencia multimedia, vuelve a leer esta nota, pero ahora escuchando de fondo esta bonita canción de Pedrito Fernández: