Todos asociamos el punto de cruz con aquellos bordados que hacen las abuelitas para mantenerse cuerdas y calmar sus ganas de ir a recolectar las almas de los niños de la ciudad. Muchos de esos bordados terminan con flores y frases de la Biblia que calman las ansias asesinas de las señoras de la tercera edad… pero ¿qué pasa con aquellas ancianas que no tienen la voluntad de calmarse? Aquí puedes ver algunos de los bordados que muestran esa otra cara de la senectud:
“Yo no vomito blasfemias. Las enuncio claramente, como una puta dama”
(¿Así o más claro?)
“Contempla el campo en el que cultivo los carajos que me importan, posa tus ojos sobre él y mira que está desierto”
(Una muy poética manera de decirte: “Me importa un carajo”).
“Las madres de adolescentes saben por qué los animales se comen a sus jóvenes”
(Por lo menos lo bordó y no lo hizo).
https://www.flickr.com/photos/patterninstatic/5705467659
Esta señora se limitó a mostrar esas pequeñas cosas que podrían matarnos algún día
(Excepto la penicilina… a menos que seas alérgic@ a ella):
“Por favor, no se metan cocaína en el baño”.
(Esta señora sabe lo que sucede en sus reuniones de canasta).
(La imagen principal dice: “Me cagaré en todo lo que amas”).