ALV: confundió la puerta del baño con la del avión y casi mata a todos

Viajar en avión puede ser una gran experiencia: te sentirás en la cima del mundo, viendo las nubes pasar y los edificios como maquetas… o puedes viajar con Alejandro Fernández...

Viajar en avión puede ser una gran experiencia: te sentirás en la cima del mundo, viendo las nubes pasar y los edificios como maquetas… o puedes viajar con Alejandro Fernández y pasar un infierno, o con este carnal que casi abre la puerta del avión porque la confundió con la del baño.

No es mentira, la confundió. Puedes preguntarte: “oye, Erizos, ¿cómo le haces para confundir una escotilla enorme y por donde entraste con la puertita del baño?”. Tranqui, nosotros también nos hicimos esa pregunta en cuanto lo supimos.

Resulta que este carnal no se había subido nunca antes a un avión, y por eso tanta confusión, aunque siga pareciendo sumamente extraño creer que eso fue posible.

La situación fue así:

  • Sujeto A, “carnal inexperto”, caminó por el pasillo hasta la puerta principal de la aeronave
  • Sujeto B, “pasajero metiche”, logró ver que andaba merodeando como sospechosamente
  • Sujeto A se acercó peligrosamente a la puerta y comenzó a tratar de abrirla
  • Sujeto B pegó el grito en el cielo para que los sujetos C, D y E le prestaran atención
  • Sujetos C, D y E “tripulación heroica” corrieron al ver que este intentaba realizar un asesinato a gran escala
  • Sujeto A se espantó mucho porque ver a tres gorilas ir hacia ti es sumamente terrorífico
  • Sujetos C, D y E trataron de detenerlo pero el sujeto A se puso violento, como si viniera de Iztapalapa
  • Sujeto A les gritó que él nomás quería tirar el miedo, que no era para tanto, que si estaba ocupado lo entendía
  • Sujetos C, D y E lo capturaron y aseguraron hasta llegar al aeropuerto
  • Mientras, los sujetos de la F a la Z observaban todo pidiendo que esto no se tratara de un acto terrorista o una broma de el Rey Grupero

Cuando todos se calmaron un chingo al llegar al aeropuerto lograron interrogarlo, y el sujeto contestó lo mismo: “yo nomás quería poner a remojar el tamarindo”. Después, elementos de investigación checaron su historial aeroportuario, que resultó limpio… porque era su primer vuelo.

Metro

Lo dejaron ir sin nada más que unos madrazos de la tripulación y un sustote. No sabemos cuándo fue la última vez que alguien sufrió tanto por una meada.