Hoy, hace 31 años, un mágico gol convertido por Diego Armando Maradona estremeció al mundo entero por su inigualable belleza.
Fue la tarde de un 22 de junio, pero de 1986, cuando a través de un gol, Maradona pudo vengar la afrenta de su país por parte de los ingleses y de paso, el mundo sería testigo de cómo un hombre se convertía en un dios.
Argentina enfrentaba a Inglaterra en los cuartos de final de aquel inolvidable Mundial México 86, en un juego que tenía un halo de revancha hacia los ingleses.
La historia es conocida. Inglaterra sostuvo en 1982 una desigual guerra contra los argentinos por el control de las Islas Malvinas, en la que los europeos salieron vencedores.
Pero en esta ocasión la historia era diferente y el campo de batalla era muy distinto. La Selección de Argentina llegaba al Mundial mexicano en un momento glorioso, pues entre sus filas había un pequeño David que podía derribar gigantes con su divina pierna izquierda.
Todo sucedió como en un sueño. Primero, el gran Maradona convertirá un gol con la mano, “La Mano de Dios” se le llamó a este tanto, que si bien fue tramposo, no era nada comparado con lo que los argentinos perdieron en aquella guerra.
Sin embargo, lo que sucedió después hizo llorar a la orbe entera, pues Diego, el más grande futbolista que ha nacido en aquellas tierras pamperas, firmó una verdadera obra de arte que se quedó impregnada en la memoria y en los corazones de todos los aficionados al futbol.
Fue en el minuto 54 del segundo tiempo, cuando el “genio del futbol mundial” logró deshacerse de la marca de 6 ingleses, los cuales corrieron con todas sus fuerzas para alcanzar a un hombre que estaba camino al Olimpo.
Aquella proeza solo puede dimensionarse con la excelente narración del legendario periodista Víctor Hugo Morales, la cual, aún en estos tiempo, todavía pone la piel de gallina al ecucharla.
Maradona marcando el "gol del siglo" después de regatearse a medio equipo inglés, literalmente. Mundial México'86 pic.twitter.com/jWdbZyXbMm
— River Plate (@RiverPlateFut) June 18, 2017
Sí, la venganza estaba consumada, el “barrilete cósmico” le hizo justicia a toda una nación, hizo llorar a todo un pueblo hambriento de alegrías, enamoró a todo un planeta y la afición mundial se rindió a sus pies.
Sin duda ha habido goles espectaculares en los mundiales, pero el de Diego, el amado “Pelusa”, no tiene comparación por el marco en que se dio.
No sabemos cuánto más esperar el mundo para volver a ver un gol parecido, pero cierto es que éste gol es único, irrepetible, del cual aunque se escriban miles de artículos sobre él, no cabe duda que por sí mismo es un bello poema.