Hay muchas dolorosas verdades en la vida, como “todo lo que nace, muere” y “los pandas son pésimos siendo pandas y debieron de extinguirse (solitos) desde hace mucho”. Así es, los pandas son un misterio de la evolución, pues todo lo que hacen, lo hacen de la forma más ineficiente posible.
¿Ser una especie solitaria con periodos fértiles de unos cuantos días al año? Lo son, por eso hay tan pocos bebés.
¿Alimentarse casi exclusivamente de bambú, a pesar de que no lo pueden digerir correctamente y desperdician la gran mayoría de su valor nutricional? Se llevan una ovación de pie.
¿Tener un pelaje de color blanco y negro que aparentemente no cumple ningún propósito fuera de hacerlo muy tierno para los humanos? Pues unos investigadores de la Universidad de California creen que quizá esta característica del gran oso panda no es tan inútil.
Estos investigadores estudiaron fotos de pandas y las compararon con otras 195 especies de carnívoros (incluyendo 39 subespecies de osos). Y sí, los pandas SON carnívoros, aunque no ejercen. Estos científicos observaron detenidamente los patrones de coloración de las otras especies y los compararon con los del panda.
Lo “novedoso” del estudio fue que cada parte del cuerpo fue estudiado como un área independiente a las otras. Es decir, los investigadores compararon la coloración de las patas del panda con las patas de otros animales, y el rostro, y el lomo y así.
Después de hacer su comparación, los científicos determinaron que las partes blancas del panda -cara, cuello, panza y la grupa (lo que vendrían siendo más o menos sus nalguitas de panda)- servían para camuflajearse en la nieve. Las partes negras -sus patas delanteras y traseras- le ayudan a esconderse en las sombras (como los ninjas).
Aparentemente, el blanco y el negro no sirven para regular su temperatura corporal, ni como coloración disruptiva (un tipo de camuflaje en el que las marcas de un animal no coinciden con la forma de su cuerpo), ni las manchas negras alrededor de sus ojos sirven para reducir el reflejo de la luz.
Estos académicos tienen la hipótesis de que esta coloración tan particular se debe, indirectamente, a su ineficiente dieta. Al no poder acumular demasiada grasa, los pandas no pueden invernar como otros osos, por lo que deben de alimentarse durante todo el año y moverse de zonas nevadas a otras más calurosas.
Dado que el panda no puede comprometerse a un solo hábitat, su pelaje no se ha adaptado a un solo ambiente. O por lo menos esa es la hipótesis.
Si quieres saber más de pandas, no dejes de ver este capítulo de mi primo, el (otro) Dr. Pangolín:
vía LiveScience