El amor es el más grande de los milagros; hay quienes dicen que sí existe y basan todo su sistema de valores y conductas en esa creencia, aunque realmente no nos conste. Afortunadamente, les traemos un ejemplo que restaurará su fe en esa fuerza primigenia: la perrita que adoptó a una leopardo bebé.
No, el amor no duele ni debería doler, este leopardo bebé no está atacando a la perrita, están jugando. Miren no’más cuánto cariño y belleza y cosas bonitas y tibias en el kokoro:
¿Cuál es la historia detrás de esta tiernísima relación interespecie?
Todo empezó cuando Milasha, bebé leopardo nacida en el zoológico de la ciudad de Vladivostok, Rusia, fue rechazada por su madre, quien se negó a alimentarla. :'( Cosita bebé del amor y la esperanza, pobechita. ¿Acaso esto fue el fin de Milasha? Evidentemente no, el título de esta nota ya les contó el final de la historia, pero sigamos haciendo drama…
Entonces Milasha, siempre fuerte, siempre hermosa, fue entregada a una perra con cuatro cachorritos recién nacidos para brindarle el amor maternal que su mismísima madre le había negado… amor materno que le negaron una segunda vez, porque la perra tampoco la acogió en su cálido seno. ¡Oh no!
Llega Elsa, una pastor de Asia de siete meses, quien, a pesar de su corta edad, ya tiene experiencia cuidando gatos salvajes y ¿adivinen qué? ¡Adoptó a Milasha! ¡Oh sí!
Sobra decir que antropomorfizar la conducta y la relación de estos animales bebé hermosos de mis ojos sería un error, pero como bien sabemos que no nos harán caso, vayan y compartan esta nota como un “claro ejemplo de lo que debemos de aprender de la sabiduría de los animales y la Naturaleza”.
Sea como sea, miren esos ojitos y esas caritas y esos bigotes y esas patotas y esa lengüita que eventualmente saciará su sed con sangre… o agua, tampoco es como que Milasha esté viviendo en el caos de la libertad.
¿La relación entre Elsa y Milasha es amor? Quién sabe, quizá no, quizá sí. Sea como sea, son dos criaturas que juntas satisfacen una necesidad de juego y socialización, una necesidad de cuidado y un alivio ante el encierro y el tedio de la soledad…
Vía RT