Aunque te duela, resulta que beber cerveza en tarros o vasos helados no solo es malo para ese precioso líquido que estás a punto de beber, sino que es considerado un sacrilegio para los borrachos profesionales.
Servirse una cerveza en un tarro que lleva varios días en el congelador no es raro. Puede que sea la forma más común de hacerlo, pero catadores y expertos en cerveza, han dejado claro que esto no es nada bueno y afecta por completo la experiencia cervecera.
Si un día vas a un bar y te sirven cerveza en un tarro a temperatura ambiente, no protestes, pues existen un montón de razones por las que lo hacen. No es que sepa a miados, es que así sabe la cerveza.
Es seguro que ya te estés preguntando qué con eso y es que resulta que el sabor de esta bebida desaparece si alcanza una temperatura demasiado baja. Por lo mismo, para apreciar todo lo que tiene para ofrecer, lo mejor tómala a una temperatura entre 4 y 10 °C.
Además, el enfriarla en refrigerador puede dejarle un ligero sabor al aire que circula todo el tiempo por ahí, recolectando todo tipo de aromitas, que van desde el pollo con mole que no te acabaste, hasta los hongos que bajita la mano se le están haciendo a esas tortillas.
Finalmente, el enfriarla en exceso produce más espuma de la normal al darse el cambio térmico en respuesta al ambiente. Sí, la espuma hace que se vea bonita, pero te vas a tomar una chela, no un capuchino.
Definitivamente, la cerveza debe de servirse a una temperatura adecuada. El que sea muy baja afectará lo mismo que si estuviera muy alta. Sin embargo, el frío tanto de donde la sirves como del líquido le afecta mucho más.
Este es el momento perfecto para que decidas si realmente te gusta la cerveza o si solamente te gusta ponerte tonto entorno a tus amigotos, porque si es así, mejor toma cualquier otra cosa.
Con información de HuffPost
