Un par de estudiantes compraron una piña por una libra esterlina y acto seguido la metieron en un museo. ¿Cómo contrabandeas una piña en un museo? No sabemos, no lo hemos intentado (en serio), pero eso es tema a parte. El punto es que este par abandonó la fruta en el interior del recinto con la esperanza de que fuera confundida con una obra de arte. Y ¡oh!, jugosa sorpresa que se llevaron.
El arte no (siempre) crece de los árboles
Los “artistas emergentes” son Lloyd Jack y Ruairi Gray, estudiantes de la Universidad Robert Gordon en Escocia. La fruta fue dejada en un estante vacío de la exhibición Look Again (Mira de nuevo) en el edificio Sir Ian Wood de la misma universidad.
Lloyd y Ruairi regresaron cuatro días después y no solo la piña seguía ahí, sino que también tenía una vitrina protegiéndola. Consagrada, hermosa, piña. Según Ruairi, esto es lo más gracioso que ha sucedido en lo que va del año.
Natalie Kerr, curadora de la exhibición, asegura que ella no resguardó, ni ordenó, la integridad de la fruta con la vitrina. El cristal requiere de por lo menos dos personas para ser colocado, y no tienen ni idea de quién lo movió. Sea como sea, Kerr decidió dejar la exhibición de la fruta intacta para “mantener el espíritu lúdico” de la exhibición.
Lo bonito del arte moderno es su flexibilidad para permitir este tipo de atropellos reflexiones. ¿El marco o la vitrina condiciones qué es la obra o dónde empieza y termina? ¿Cómo hacer la curaduría de un contexto y una acción tan específica como “es broma, me estoy mofando de sus instituciones”? Y más importante, ¿se van a comer la piña? Porque de lo contrario, qué desperdicio.
Vía Independent