Creo que fue Jerry Seinfeld quien dijo que para que una broma pueda ser efectiva, se requieren tres grupos de personas entre tu audiencia: uno que se ría, otro que se ofenda y uno más que no entienda la broma.
Por tal motivo, debe de existir algo semejante a un equilibrio entre estos grupos para que la broma no pierda su colmillo o no sea un ataque vulgar o no sea demasiado abstracta. ¿Pero cuáles son los factores que determinan el balance entre estas variables?
Uno de estos factores es externo y tiene que ver, claro, con la opinión pública.
Los Simpson es un caso curioso porque comenzó como una sátira animada de la clase media estadounidense de los 90, cuando el ambiente social era muy distinto a lo que hoy se percibe. Aunque los Simpson dejó de ser una sátira hace muchos años, el programa ha logrado sobrevivir todo este tiempo no obstante el hecho de que los gustos y las sensibilidades de la generación millennial son algo distintos a los de la generación X.
En todo este tiempo, los Simpson han sido blanco de numerosas críticas por todos los sectores de la población: conservadores, liberales, feministas, latinos, vegetarianos, policías, cristianos y un largo etcétera. Y la serie ha sabido cómo responder a todas las polémicas (que yo recuerdo) con una agudeza brillante.
Sin embargo, es difícil defender a Los Simpson en lo relativo a este nuevo debate sobre el personaje de Apu.
Hace un año, un comediante de nombre Hari Kondabolu hizo un documental titulado The Problem with Apu. Más allá de ser una crítica de los Simpson y su representación de un personaje hindú, la película reflexiona sobre el daño que éste y otros estereotipos han infligido sobre la población india, principalmente en Estados Unidos.
Solo basta echarle un vistazo a los personajes que suelen interpretar los actores de ascendencia india en la industria del entretenimiento: terroristas, taxistas y dueños de tiendas de autoservicio. Y tal vez uno que otro doctor.
Y cierto, aunque ya nadie ve las nuevas temporadas de los Simpson, la serie sigue siendo una de las más queridas de la historia de televisión, y Apu, uno de sus personajes centrales. Así que no debe ser sorpresa que a Kondabolu le tiraron toda la mierda posible en redes sociales.
Los defensores de los Simpson alegan que la serie se ha burlado de todos por igual (vamos, a los latinos nos representan el estafador de Nick Riviera y el Hombre Abejorro, de qué se pueden quejar los hindús, preguntan algunos) y bueno, si te vas a burlar de la sociedad, tienes que repartir los golpes de manera equivalente, de lo contrario, la autocensura le resta sinceridad a una serie, y en la comedia eso es un golpe mortal.
https://youtu.be/YOVhkPu1now
Los Simpson es una serie cuya buena parte de su humor (en las primeras temporadas) radica en los estereotipos raciales y en los defectos de la naturaleza humana. Y seamos honestos, los estereotipos provocan risa y es una risa fácil de provocar. Pero aquí el gran meollo del debate es: ¿Puedes ser considerado racista cuando haces burla de un estereotipo racial? La respuesta nos remite a todo caso en los que se arroja la bomba de la libertad de expresión y es que todo depende de un factor de suma importancia: CONTEXTO.
Cuando un estereotipo solo está presente para denigrar a una etnia, por supuesto que es racista. Las viejas caricaturas de Bugs Bunny donde los japoneses eran retratados como enanos amarillos con ojos rasgados y enormes dientes incisivos eran racistas. También todas las caricaturas en las que los mexicanos son vestidos con zarape, sombrero grande y andan tomando una siesta en el piso, por supuesto que son racistas.
¿Pero qué pasa con el personaje de Apu? Sí, el actor que le da voz es un actor blanco lo que equivale a hacer un brownface, y sí, el hindú que es dueño de una tienda de autoservicio, que se explota a sí mismo, que es medio marro, con un apellido difícil de pronunciar y que tiene una decena de hijos, todo esto aporta a nutrir un estereotipo racial.
Pero Apu tiene un punto importante a su favor que le ha permitido defenderse de las críticas.
El personaje es uno de los más populares entre los secundarios no gracias al estereotipo que representa sino a pesar de éste. Esto se debe a las historias que han permitido que los animadores puedan desarrollar un personaje complejo (en la relatividad de una caricatura). Cualquier fan de los Simpson te puede decir que Apu es más que el dueño de un Kwik-E-Mart y que ha jugado un papel importante en distintos episodios, donde los rasgos superficiales como el acento chistoso caen en segundo plano.
Pero Kondabolu tiene un punto. La caricaturización de una etnia conlleva efectos secundarios y decirle “Apu” a una persona de apariencia hindú es uno de ellos. Quizás el principal problema es que la memoria no coloca las cosas en su contexto apropiado y cuando la gente piensa en Apu, lo primero que viene a la mente es su acento y otros rasgos estereotípicos (en el doblaje latino, la voz de “Apú” no es tan exagerada como la de Hank Azaria en inglés).
The Simpsons goes after politically correct critics, singling out "The Problem With Apu” https://t.co/4QRHsUJnd9 pic.twitter.com/HZRYPWoqaI
— Jon Levine (@LevineJonathan) April 9, 2018
Los Simpson por fin lanzaron su postura en esta polémica, pero abordan el debate como un ataque de los llamados Social Justice Warriors. En la escena, Marge le cuenta una historia a Lisa en la que deja fuera todas las partes que pudieran ser ofensivas. Lisa responde que los personajes que carecen de defectos no requieren de una historia en la cual se puedan desarrollar. Lo cual es cierto, los personajes perfectos son aburridos, pero el debate no tiene que ver con defectos de carácter sino el retrato de un estereotipo racial.
Entonces Lisa mira a la cámara, rompiendo la cuarta pared, y explica (ugh) que personajes que hace décadas eran aplaudidos y celebrados ahora son vistos como políticamente incorrectos, y luego se desplaza la cámara a un retrato de Apu (qué hace una niña de 8 años con una foto del dueño de una tienda en su buró es otra cuestión). Y bueno, nos dejan con un final abierto, lo que indica que no tienen idea de cómo abordar la cuestión.
Sin duda es un tema complicado pero hoy vivimos en tiempos distintos y los Simpson -un programa que antes era celebrado por su relevancia- debe volver a adaptarse al tiempo presente. En los 90, la comunidad hindú no tenía ninguna presencia en la industria del entretenimiento anglosajón… hasta que apareció Apu y se volvió un éxito. Cierto, era un estereotipo pero por lo menos alguien reconocía la existencia de una minoría importante de la sociedad gringa.
Ya en el nuevo milenio, personajes con ascendencia del Medio Oriente, India y el sureste asiático comenzaron a conquistar terreno en la cultura pop de Europa y EE.UU. Actores como Aziz Ansari, Mindy Kaling, Dev Patel y Kal Penn ayudan a combatir la noción del indio americano que no hace otra cosa más que manejar un taxi u operar una tienda, así como Bollywood dejó de ser una industria de culto en nuestro hemisferio.
En este nuevo ambiente, un personaje como Apu (con todos los matices que tenga) resalta tanto como un actor haciendo blackface o el personaje chino en Desayuno con diamantes. Quizás en su momento era aceptable y hasta cómico ver estas representaciones de un estereotipo racial, pero las sociedades avanzan y adquieren una nueva conciencia sobre los problemas que afectan al mundo.
Son caricaturas, cierto, pero incluso en este terreno aplican las reglas de la comedia. “It’s funny because it’s racist” solo da risa hasta que salimos de nuestra burbuja y nos damos cuenta que, en efecto, el racismo carga con consecuencias.
P.D.: Vamos, incluso South Park aprendió esa lección. Así como los tiempos cambian, los blancos satíricos son otros también. Los objetos de burla ya no son las minorías que pretenden proteger la corrección política, sino la corrección política en sí misma.