Si creíste que los alimentos de conchas, junto con los alimentos de bolillo, eran lo más chilango que podrías ver en tu vida… agárrate, porque acabamos de encontrar la prenda de vestir que dice “CDMX” en toda su carota: las pantuflas de bolillo.
Estas llegan poco después de que los calcetines de tamal hicieran su aparición triunfal en la escena mexicana, provocando todo un manjar de sensaciones en los pies chilangos, que viven, comen y respiran harina de maíz trigo en todas sus presentaciones.
Claro que parece que este producto es solo respuesta al alma de defeños, que quieren llevar todo a sus insufribles bolillos, que son como su invento más revolucionario desde que descubrieron que si fríes las tortillas para las enchiladas puedes tener “chilaquiles”.
Con este nuevo invento, que bien puede ser bautizado como las pan-tuflas, para no tener que decirles pan pantuflas, es solo una vez más el capricho de un pueblo que quiere hacer que el mundo quepa en un bolillo.
Y es que ¿cómo no querer usar tus calcetines de tamal y después de recubrirlos con un bolillo para decir que tienes pie de guajolota? Ese es el sueño que todos tienen, está escrito en los manuscritos del Lago de Texcoco, que vaticinaron la llegada del onceavo ángel (seguramente Claudia Sheinbaum) para que por fin podamos regresar todos a nuestra forma original.
Tal vez de eso se trata la cuarta transformación: todo empezó en un bolillo y todo acabará en eso mismo. Bienvenida la pantufla de bolillo, bienvenido el principio del fin.
