Durante años, El Chavo del 8 fue el “programa número uno de la televisión humorística”, por supuesto, todo gracias a los grandiosos personajes que Roberto Gómez Bolaños creó, pero también a cada uno de los actores, como Ramón Valdés, que les dieron vida.
La historia del también hermano de Tin-Tan fue por momentos dulce y por momentos muy agria, pero nada se compara con los últimos años de su vida, que tuvo que pasar en el olvido y dañado por un cáncer sin cura.
Después de que en 1979 Ramón le diera su renuncia a Chespirito, la vida cambió para él, y es que luego de estar acostumbrado a una vida sencilla y sin problemas durante 10 años, de nuevo tuvo que enfrentarse a todo.
Además de haberse peleado con Florinda Meza, quien dejó de darle libertad para interpretar su personaje, su salud estaba siendo mermada lentamente por su adicción al tabaco. No solo fueron complicaciones físicas, sino que se le detectó cáncer en el estómago.
A pesar de que lo operaron, la enfermedad había avanzado demasiado por la falta de cuidados y por, evidentemente, nunca dejar de fumar. Su familia cuenta que, incluso después de la operación, seguía fumando en el cuarto de hospital.
Lamentablemente, el cáncer se extendió a su espina dorsal, desahuciándolo de manera inminente. Le declararon un estado crítico de salud y lo mandaron a su casa con la esperanza de que viviera unos seis meses más.
Sin embargo, logró sobrevivir durante cuatro años. Cuatro años en los que estuvo en el olvido, sin apoyo de más gente que sus amigos y familia cercana. Solo Carlos Villagrán y Angelines Fernández le dieron socorro, a pesar de que fue una pieza fundamental de uno de los show más importantes de la historia de la televisión.
El día de su muerte, casi todo el elenco del show fue a su entierro. Sin embargo, quienes estuvieron a su lado fueron los mismos de siempre, quienes lo vieron caer enfermo y morir lentamente ante un cáncer violento pero paciente: Quico y La Bruja del 71.
Con información de FMimpacto