¿Porque viajar en Metro se está volviendo un martirio?

Cuando el Metro hizo se debut allá por 1969, fue todo una gran acontecimiento, pues era el anuncio de que México ya era un país moderno... bueno, al menos su capital.

El Metro de la CDMX está perdiendo su lugar como el transporte más seguro y eficiente de la capital mexicana. Peleas, venta informal, retrasos, accidentes, acoso sexual, suicidios y robos están a la orden del día.

El máximo logro de la modernidad y movilidad de la Ciudad de México, poco a poco está siendo estrangulado. Aunque sabemos que sus fallas son por falta de presupuesto, también existe la sospecha de que todo esto es un plan con maña para su futura privatización.

Es verdad que la población de la CDMX cada día crece más y el servicio se vuelve ineficiente debido a la gran demanda que tiene. Pero parece ser que las autoridades hacen caso omiso de estos pequeños grandes problemas con los que se enfrenta la población día a día.

Claro que el comportamiento de los usuarios deja mucho que desear, pues el respeto a los señalamientos brilla por su ausencia. Por si fuera poco, la falta o nula conciencia por el entorno hace que los propios usuarios hagan más difícil el viaje en él.

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El 13 de diciembre de 2013, Joel Ortega, entonces director general del Sistema de Transporte Colectivo Metro, elevó a 5 pesos la tarifa, argumentando que era necesario para lograr mejoras en el servicio.

Sin embargo, a casi cuatro años, estas mejoras no son visibles por los millones de usuarios que usan el Metro. Al contrario, hay voces que dicen que va de mal en peor.

Cuando el Metro hizo se debut allá por 1969, fue todo una gran acontecimiento, pues el tener un transporte de esta categoría, era el anuncio de que México ya era un país moderno… bueno, al menos su capital.

Ahora, a casi de 50 años de entrar en funciones, el Metro lucha por subsistir y no volverse obsoleto.

Es verdad que las autoridades son, en mayor medida, los responsables de su buen funcionamiento. Pero también es cierto que los usuarios deben adquirir un nuevo comportamiento, de lo contrario, el Metro terminará por colapsar.

No se debe permitir que el “gran gusano naranja” muera, subir el precio de su admisión no mejora nada si el comportamiento de los usuarios no toma una nueva dirección. Solo así se sentarán las bases para que el Metro siga su camino y vuelva a brillar como la joya en la corona del transporte público de la CDMX y de todo México.