Aunque no lo creas, existen adultos que aún conservan un muñeco de felpa con el que duermen cada noche.
Separarse de él sería casi como despedirse de un amigo muy querido y por eso permanecen con ellos aún después de haber dejado la casa de sus padres.
Se cree que la relación de los humanos con este tipo de juguetes afelpados nace como una forma de facilitar la transición entre la vida de bebé y la de niño. Ayuda a superar la distancia con la madre que definió los primeros años del infante para comenzar a crecer de manera independiente.
Hay incluso personas que conservan un muñeco de felpa aún cuando están casadas y eso es algo que debe discutirse de una vez por todas: ¿es bueno continuar durmiendo abrazado de un juguete de peluche? En pocas palabras: depende.
Si la presencia del personaje o animal de felpa bloquea la capacidad social de su dueño, es malo. Mientras la presencia de ese objeto no interfiera con el desarrollo normal de un adulto, no debería haber nada de qué preocuparse.
Todo depende, según especialistas como el terapeuta Robert Ryan, si una persona cree que un muñeco de felpa es el reemplazo para los amigos o la pareja, entonces hay un problema que debe tratarse a través del desprendimiento de dicho juguete.
“Es una señal de necesidad,” dice el experto. “Si estás solo en la vida y tienes un gran animal afelpado, es algo que está allí en cama, contigo. A veces resulta reconfortante abrazar una almohada cuando duermes”.
Sophie Saint Thomas, una colaboradora asidua del portal Vice, dice que a sus 29 años continúa compartiendo la cama con sus dos focas de felpa y su pareja. Esto significa que los objetos no interfieren con la vida amorosa del individuo, así que no hay dependencia alguna más allá de la presencia rutinaria de las focas.
La marca Best Mattress Brand encuestó a dos mil adultos estadounidenses y descubrió que un 37.5% durmieron con sus animales de peluche cuando eran niños y 7% de ellos sigue haciéndolo. ¿La razón? Lo ven como un hábito que les garantiza comodidad.
La conclusión es que, si un muñeco de felpa no interfiere con la vida amorosa, profesional, sentimental y social de un adulto, no hay problema alguno.