¿Has sentido alguna vez que tu masculinidad se tambalea? ¿Que estás perdiendo ese don divino de ser fuerte y confiable, siempre impermeable a los sentimientos? ¿Te has sentido avergonzado por tener miedo y llorar?
No te preocupes, no es tu culpa, pero la sociedad te convirtió en un idiota.
En realidad no existe ninguna masculinidad determinada. Puedes llorar, usar vestidos, ponerte trenzas y pasearte con tu culo como papalote.
No tienes que ser hombre de ninguna manera: por más chingaderas que te digan para venderte productos Axe.
Y sí, querido amigo, como nos enseñó el buen Tyler Durden, nos forjamos según modelos de masculinidad, de belleza y de roles sociales dictados por la mercadotecnia y el flujo del tiempo.
Por eso, preocupados por tu frágil masculinidad, aquí en Erizos queremos mostrarte algunas de las ridiculeces que te pueden ayudar a derrumbarla.
Vean por aquí, mis queridos varones angustiados, las más grandes imbecilidades que se inventó la mercadotecnia para hacernos comprar basura innecesaria.
Primero que nada, deben preguntarse si son hombres o duraznos:
Y si están parados, verdaderamente, en la tierra de los valientes:
Deben alejarse de los productos que los convertirán en mujer, porque qué asquito y qué rosa:
Porque hasta para rezarle a Belzebuth hay que ser primero macho:
Y es complicado mantenerse hombre y hacerse un sandwich si no tienes los pepinillos adecuados:
O los huevos…
Desde niño tienes que elegir el juguete que corresponde a tus genitales (nótese, que el piloto en los dos aviones es varón porque es de vatos sostener timones y palancas y maquinotas que vuelan):
Si quieres ir a cazar, que es una actividad muy de hombres con todo eso de los disparos, la sangre y la muerte, no olvides llevar tu cuchillo de hombre.
¿Cómo tendrías el descaro de matar a un animal inocente con este cuchillo tan femenino?
Y no olvides adoptar todo lo necesario para mantener masculinos tus dientes:
Tus orejas:
Tus velas aromáticas:
Tu hidrofobia:
Tus papas:
Tu pelusa:
Tu cuerpower:
Tu pelaje:
Tus piernotas:
Tus tejidos con crochet:
Y tus incontrolables lágrimas:
Después de ver estas maravillas tienes que admitirlo, querido varón confundido: ser hombre cuesta mucho esfuerzo y dinero.
Por eso, si no te convencimos de mandar a la mierda los roles de género, al menos admite que demasiado pobre para pensar en pagar estas estupideces.