El mundo de los lords y las lady está lleno de sorpresas. Cuando creíamos que no podría haber Lady más interesante que #LadyWuu, de la nada llegó a nuestras vidas #Lady30Pesos para superar toda expectativa.
Como su nuevo nombre lo indica, esta señora, que creemos que tenemos la necesidad moral de mandar a sentar, fue a reclamarle a la tendera porque su recarga de 30 pesos nomás no pasó.
Claro, es entendible ir a hacerla de Jamón porque tu recarguita se fue por el caño, pero de eso a andar amenazando a la banda hay un largo trecho. Como vemos, la decencia, la tranquilidad y la amabilidad no es algo que se le de bien.
Pero lo que la convierte en #Lady30Pesos no es el reclamo airado, tampoco la forma en que quiere sacarle 30 varos a la tendera, sino que cuando sale de la tienda toma unas inocentes papitas como rehenes.
Pero, a ver, repasemos un momento la escena, ¿qué fue lo que pasó? Tenemos tres teorías:
Teoría 1:
Lady 30 pesos es, en realidad, la dueña de Movistar. Está haciendo un ejercicio de honestidad al que unos youtubers la convencieron de llamarlo “experimento social”. Su idea era ver qué pasaba cuando se acercaba como una persona humilde a realizar una recarga.
Para su mala suerte, lo único que sucedió es que la máquina se trabó y ella quedó como tonta. Del coraje, olvidó que las cosas en las tiendas se pagan y con su antojo por el enojo se llevó unas papas.
Teoría 2:
Lady 30 pesos es una viajera del tiempo que requería comunicarse a través de un sistema de telefonía que no conoce. Esta sería la única forma en que podría regresar a su tiempo después de que su nave se averió.
Al depender de los únicos 30 pesos que encontró en el suelo, mismos que ya había perdido, vio la oportunidad de generar combustible con unas papitas, que son conocidas por su alto contenido energético. En el futuro de donde viene, se utilizan para impulsar cohetes y scooters eléctricos que viajan por el universo sobre la banqueta.
Teoría 3 (la menos probable):
Lady 30 pesos no supo reaccionar de manera serena ante la irremediable realidad de que sus tres monedas de a 10 ya habían valido queso, por lo que accedió a tomar unas papas como rehén en espera de que eso hiciera, de manera mágica, que su recarga no pasara.
Finalmente, quedó en evidencia como una persona prepotente y, además, mezquina por hacer que una tendera pagara con su mercancía un error de la tecnología o de la empresa que provee el servicio.
