Sentarse mal a la hora de hacer del baño puede llevarnos a tener problemas digestivos tales como: estreñimiento, hemorroides y hasta cáncer de intestino… pero ¿sabes si lo estás haciendo bien? Lo más seguro es que no, de una vez te lo adelanto.
Los inodoros no están pensados para los humanos, por lo menos los occidentales. Y es que la manera tan pudorosa en que nos sentamos a hacer lo que algún poeta urbano calificó como “liberar a la marmota” o simplemente “ahogar el topo”, es la incorrecta.
Según la estudiosa de esta noble materia (hacer caca), Giulia Enders (autora del libro Intestinos con encanto) lo más apropiado sería colocar un pequeño banco delante del escusado para poder apoyar los pies en él y ayudar a nuestro querido intestino a hacer nuestras necesidades de la manera más cómoda y sana.
La mejor manera de defecar es colocarse en un ángulo de 35 grados (como lo hacen en Medio Oriente y en el Lejano Oriente), sentarse en un ángulo de 90 grados (como en la taza del baño occidental) es dañino.
De hecho, según Enders, hay 1 millón 200 mil personas que se sientan en cuclillas para defecar y no presentan problemas de diverticulosis (son bolitas de caca que se abultan en el colon o en el intestino grueso) y mucho menos problemas de hemorroides.
En cambio, los occidentales forzamos de más a nuestro intestino y… todo termina muy mal.
