Horace Sheffield es un abuelito de Barnesville, Georgia, que este viernes, a sus 88 años, logró uno de sus objetivos principales de su vida: graduarse de la universidad.
De 1960 a 1965, Sheffield fue a la universidad, pero fue un periodo corto ya que paró los estudios antes de graduarse para ayudar a educar a sus hijas.
Cuando abandoné la Universidad, llevaba apenas 115 horas acumuladas[…] En ese momento un pedazo de papel en una pared no significaba mucho para mí. Tenía mi educación y mi cerebro y mi corazón, y a todos les di buen uso, pero 60 años más tarde quería ese título.
Sheffield declara que ese logro no hubiera sido posible sin la ayuda de su amiga Brannock, que asegura fue la única razón por la que fue capaz de alcanzar este logro.
Brannock conocía a Sheffield de la iglesia, lo llamó “un amor”. En sus sesiones de estudio llevó su propia computadora e impresora a su casa para que la usara en sus trabajos de clase.
Ella escribió mis tareas y me dijo qué hacer y esperaba que lo hiciera. Esperaba que lo hiciera bien y lo hice. Escribí dos artículos a la semana y luego tuve la prueba. Escribí a mano, de mi puño y letra y ella lo transcribió todo en computadora. Sin ella no tendría este diploma el día de hoy.
Después de leer en una revista un artículo que los ancianos podían asistir a la universidad de forma gratuita, el veterano obtuvo su Licenciatura en Ciencias en estudios cristianos a través de cursos en línea y se graduó a sus 88 años.
El ahora graduado de la Universidad, dijo:
Estoy jubilado y vivo de mi pensión, así que no pensé que podría ir a la universidad y pagar la matrícula. Pero cuando vi este artículo que los ancianos podrían ir a la universidad de forma gratuita, Shorter me aceptó sin matrícula. Pagué una cuota de graduación de $200 y fue todo. Caminé con un andador.
Sobre la carga de trabajo del graduado octogenario, Brannock dijo:
Viví con Horace más de lo que viví con mi propia familia los últimos dos años. Nos hemos mantenido a flote mutuamente. Él me inspiró a seguir adelante y espero que eso lo haya inspirado a él a lograr su objetivo. La graduación fue uno de los días más felices de mi vida. Lloré como un bebé. Fue uno de los momentos más preciados y no podría haber estado más orgullosa, ni aunque fuera mi propio título.
Brannock no tiene un título todavía, pero Sheffield le dijo que en el segundo que ella obtenga el suyo, caminará a su lado a través del escenario para recibirlo.
Mi primera vez en la universidad fue algo desatinada. Terminé con un montón de horas, sin título y sin ayuda financiera, pero quería ver a Horace completar este objetivo primero. Amo aprender, así que para mi fue increíble conseguir una educación gratuita también. Él insiste en que cruzará el escenario conmigo cuando me gradúe.
Una fotógrafa local encontró la historia de Sheffield en Facebook y se ofreció a hacerle una sesión de fotos gratis con su túnica y su birrete.
Jill Brazier, hija de Horace Sheffield dijo a ABC News.
Estas son las imágenes que apreciaremos para siempre. Este es un gran logro para él y algo que él anhelaba muchísimo. Que lo hiciera con toda su familia presente, fue increíble. Caminó por el escenario y la multitud se volvió loca. Estaba en el gimnasio de la Universidad y tan pronto como llamaron su nombre todo el mundo estalló, la gente gritaba sin parar. Todos llorábamos porque sabíamos que eso era lo que él quería.
Cuando terminó de contar su historia, Sheffield atinó a decir con una gran sonrisa: “Un hombre de 88 años no tiene la oportunidad de caminar por el escenario muchas veces en la vida.” No cabe duda de que Horace Sheffield es un gran ejemplo de que ninguna meta es inalcanzable y que la edad no es justificación para no esforzarte por lograr tus sueños.
Vía: Yahoo News