SHIT: justo cuando adorabamos a Meghan Markle más que a nadie en este mundo, ahora resulta que ya la regó. Bueno, ya ven cómo somos que con nada nos tienen contentos, pero con lo que hizo sí se pasó.
No… no salió huyendo de su nueva casa y su nuevo marido; no, no hirió la susceptibilidades de la reina Isabel II; no, ni siquiera se puso borracha y armó un escándalo, pero hizo algo peor y aquí te vamos a decir qué fue.
Justamente ayer les platicábamos de su primer aparición como nueva duquesa de Sussex en donde se vio ataviada con este bonito vestido rosa, pero con un detalle que no pasó inadvertido para las masas enardecidas con la familia real.
Miren bien…
El vestido de Goat con valor de 800 dólares (y que rompió internet con ‘sold out’), el sombrero de Philip Tracey, un bolso cartera a juego, los dos anillos, el de compromiso y el de matrimonio.
¿Qué podía salir mal? Bueno, miren esta otra foto más viejita de Meghan, ya en la familia real, pero antes de la boda (es un ejemplo de lo que vamos a comentar).
Se trata de Meghan recibiendo a su mamá Doria Ragland poco antes del gran día.
¿La gran diferencia? ¡Las medias!
Vamos punto por punto hasta esto que está generando una gran discusión en el debate sobre la validez actual de las monarquías, cuál debe ser su relación con el mundo actual y un largo bla, bla bla.
Meghan es una duquesa especial por varias razones que podrían señalarse como un alejamiento de la monarquía: tiene a una mamá afroamericana, tiene un divorcio tras de sí, es de Estados Unidos, y probablemente sea la mujer más plebeya que ha llegado a la familia real.
La cosa es que desde que conocimos la noticia de su matrimonio en noviembre del año pasado nos dimos cuenta de que en realidad Meghan es más bien normal: el pelo suelto, bolsos pequeños y cruzados en el torso, piernas sin medias… muy chic y todo, pero como cualquiera.
Es más, basta con la canción que cantaron en la iglesia en su boda: “Stand by me”, una canción gringa a más no poder, un sacerdote afroamericano y muchas cosas que rompieron con lo que se decía la “tradición” de la familia real inglesa.
Vamos, que hasta ahora todo indicaba que Meghan no iba a jugar el juego de la realeza, la ultracorrección política y la “flema” británica. Hasta ayer.
Luego está lo de no usar medias, es más le dijeron “el movimiento antipantimedias“. En un análisis de The Cut tras el compromiso se podía leer: “la elección de Markle de no usar pantimedias sugiere lo mismo que su conducta tranquila en una entrevista posterior al compromiso (a diferencia de las torpes tribulaciones de William y Kate). Meghan Markle es real; lo que ves, es lo que hay”.
¿A qué equivalen las medias?
En todos los ámbitos de la vida existen “reglas no escritas”, y en la realeza una de esas reglas es que el uso de medias con vestido en cualquier acto público es obligatorio, incluso si es un vestido arriba de la rodilla. Se trata de la etiqueta (como lo que tú haces cuando optas por no ir de pijama a la oficina, pues).
Por ejemplo, el caso de Kate Middleton es el de la maestría en el uso de medias a un nivel en el que resultan casi invisibles, ella jamás se rehusó a usarlas y hasta las puso de moda en Gran Bretaña.
La cosa con Meghan es que quizás después de su primer aparición como duquesa de Sussex, podría haber aniquilado su “rebelión”, y el mensaje podría ser el mismo de siempre: la monarquía es la monarquía y la etiqueta es la etiqueta…
Que si Meghan había acabado con la monarquía “vieja y apolillada”: no lo sabemos. Habrá que esperar a su próxima aparición, quizá sea más intrépida.
¿Ustedes qué piensan?
a) Meghan se rindió frente al pinche sistema pendejo opresor…
b) Nah, exageran con lo de las medias…
c) Espero que se le rasgue la media como a Martita Sahagún.