¿Sabías que el pene de Napoleón está guardado en el sótano de alguien?

Si hay algo que nos ha enseñado la historia es que hablar de genitales hace más interesante y atractivo todo… inclusive la historia misma. Así que les vamos a enseñar...

Si hay algo que nos ha enseñado la historia es que hablar de genitales hace más interesante y atractivo todo… inclusive la historia misma. Así que les vamos a enseñar sobre el destino del pene de Napoleón Bonaparte, que aunque no reformó imperios ni cautivó la admiración (y el odio) de millones como su portador, sí continuó existiendo aún después de la muerte del genio militar (y no solo en los anales de la historia).

Dentro de una caja con una bella N dorada yacen a parte las partes del emperador.

 

Autopsia enojada

Después de que el ejercito francés fuera derrotado en la mítica Batalla de Waterloo en 1815, Napoleón abdicó al trono y se entregó a los ingleses, quienes lo desterraron y encarcelaron en la Isla de Santa Elena en el Océano Atlántico. Napoleón Bonaparte pasaría ahí sus últimos años de vida hasta su posiblemente-no-natural muerte el 5 de mayo de 1821.

 

Durante su nada agradable estancia en Santa Elena, Napoleón estuvo bajo el constante cuidado del médico Barry Edward O’Meara. Aparentemente, este médico terminó resintiendo a Bonaparte y cuando realizó la autopsia del cuerpo del ex-emperador para “comprobar” que no murió por negligencia de parte de sus captores, cortó y robó su miembro.

 

Miembro del mundo

En vida, el pene de Napoleón estuvo en boca de todos. Sus adversarios solían hacer burla y caricaturas de la necesidad de poder de Bonaparte, queriéndola explicar y ridiculizar como un mecanismo para “compensar” por su pequeño tamaño. Ese “pequeño tamaño” usualmente se refería a su altura, aunque la mente de los mal pensados felizmente se ponía a visualizar los genitales del militar. A partir de estas mofas, eventualmente obtuvo su nombre el complejo de Napoleón, aunque, de hecho, Bonaparte tenía la estatura promedio de su país y su época, con 1.7o metros de altura.

 

Si embargo, tras la muerte de Napoleón, su miembro pasó de mano en mano. Después de O’Meara, el órgano fue custodiado por un sacerdote italiano. Porque sí, no hay lugar más seguro para un pene que las manos de un sacerdote.

 

De ahí la historia se pone aún más turbia. La familia del sacerdote heredó el miembro, pero eventualmente quedaría en las manos de un vendedor de libros londinense, quien, cándidamente, catalogó el objeto como un “tendón momificado”. Valdría la pena aclarar que en ningún momento el órgano fue conservado en soluciones que procuraran su integridad.

 

Del vendedor de libros londinense pasó a otro vendedor de libros en Filadelfia, Estados Unidos. Ya en el continente americano, el miembro sería exhibido públicamente por primera vez en 1927, en el Museo de Artes Franceses en Nueva York. Un reportero de la Times que fue a la exhibición lo describió como una “maltratada tira de agujeta de cuero”. Otro periodista de otro periódico dijo que era como una “anguila marchita”. ¿Qué esperaban exactamente de un pene cercenado hace 100 años?

 

Después el pene regresaría a Europa, donde finalmente fue vendido por $3’000 dólares en una subasta en 1977. El orgulloso comprador fue John K. Lattimer, un renombrado médico estadounidense que, además de coleccionar objetos bélicos, fue el urólogo más importante del mundo durante décadas.

 

Dulces sueños, bello recuerdo

El muy deshidratado y momificado miembro durmió durante unos 30 años dentro de una maleta debajo de la cama del Dr. Lattimer. Tras la muerte del médico en 2007, el miembro fue heredado a su hija, quien lo guarda en el sótano de la casa familiar, en Nueva Jersey.

 

El tamaño no importa, importa la grandeza

Ya sabemos qué están pensando: mucho bla bla bla y poco “el tamaño del pene de Napoléon era…”. ¿Quieren saber qué tan grande era? Difícil saber. En 2014, el anfitrión de un documental vio el miembro con sus propios ojos y le calculó una pulgada y media de largo, es decir, unos 3.8 centímetros. Ahora, no es que sintamos la necesidad de defender el tamaño del pene de una figura histórica (o de nadie), pero recuerden que el miembro lleva 200 años momificándose.

 

Sea como sea, todo lo que aprendieron hoy deberían tomárselo con una pizca de escepticismo, pues realmente nadie ha hecho pruebas de ADN para confirmar que el órgano es efectivamente de Napoleón Bonaparte.

 

 

 

Vía The Washington Post, Time