Hace poco, Manolo deambulaba sin rumbo por las calles de Guadalajara. Hoy ayuda a rescatar personas atrapadas en los edificios colapsados por el sismo.
Mientras que los perros rescatistas que usa la Marina de México para rescatar vidas son entrenados desde cachorros, Manolo ‘aprendió el oficio’ hace relativamente poco, pero no por eso deja de ser un héroe igual de eficiente que Frida, Eco y Evil.
Se dice que este perrito de semblante juguetón y mirada curiosa llegó un día, por casualidad, a la Fiscalía General de Jalisco, donde, luego de ‘hacerse amigo’ de los perros ya entrenados, se ganó el corazón del personal.
Rápidamente, Manolo comenzó a mostrar señales de una disciplina ejemplar, por lo que su entrenamiento comenzó pronto. Gracias a su desarrollado olfato e inteligencia, el perrito logró convertirse rápidamente en un rescatista canino más de la fiscalía.
Manolo no es un Labrador como Frida o un pastor alemán, sino un perro criollo que desde el 19 de septiembre busca gente a la cual salvar entre las ruinas de una fábrica textil que se derrumbó en la colonia Obrera, en la Ciudad de México.
Así como Manolo, otros animales arriesgan su vida y usan sus privilegiados sentidos para ayudar a las autoridades a incrementar el número de personas que son rescatadas de las ruinas de los edificios colapsados en Morelos, Puebla y la Ciudad de México.
Sin importar la naturaleza del reto y su dificultad, Manolo trabaja sin descanso a lado de Francisco Enríquez Díaz, su entrenador y guía, quien ve en Manolo una especie de bendición, pues llegó sin que nadie lo esperara y mostró su valía muy rápidamente.
Este perrito criollo es un ejemplo de que con amor y paciencia, cualquier can tiene la capacidad de lograr grandes cosas y devolverle la esperanza a un país que hoy más que nunca, la necesita.
