Hombres hetero son los que menos orgasmos producen a sus parejas

Mujeres gay son las que más orgasmos tienen.
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Al parecer, las mujeres hetero tienen un problema… los hombres hetero no les pueden/quieren producir orgasmos. ¿Por qué ser egoístas y no compartir el placer del sexo con el otro?, ¿es falta de empatía o falta de capacidad?, ¿cómo educamos a nuestros hombres hetero en el sexo que no saben cómo producir placer a los demás?

Un estudio (lo puedes checar aquí) encontró que, en general, las mujeres tienen muchos (muchísimos) MENOS orgasmos que los hombres y las mujeres heterosexuales tienen aún menos que las mujeres gay.

Muchos pensarían que son ellas más frígidas, pero no es verdad, ya que las mujeres que tienen sexo con mujeres tienen muchísimos más orgasmos que las que tienen sexo con hombres… entonces el problema no son ellas: son ellos.

En el estudio se examinaron más de 52 mil personas adultas: hombres hetero, mujeres hetero, hombres gay, mujeres gay, hombres bi y mujeres bi. El 95% de los hombres dijeron que tenían orgasmos cuando tenían sexo; los hombres gay fueron un 89% , los hombres bi un 88%, las mujeres lesbianas un 86%, las mujeres bi un 66% (chequen como el porcentaje cae 20 puntos) y las mujeres hetero apenas un 65%.

Una de las diferencias entre las mujeres con más orgasmos y las que tenían menos orgasmos era que las que tenían más orgasmos eran más propensas a recibir sexo oral, tener relaciones sexuales más duraderas, estar más satisfechas con sus relaciones, estaban más acostumbradas a pedir lo que querían en la cama, probaron nuevas posiciones sexuales, realizaron y recibieron estimulación anal, tuvieron conversaciones sexys y expresaron amor durante el sexo.

También era común que hubieran recibido estimulación genital manual y otras prácticas que complementaran el sexo vaginal.

¿Qué pasó? ¡Fue el machismo, y nada más!

Según los resultados del estudio, parece que las mujeres con más orgasmos fueron las que se sintieron más libres de experimentar su sexualidad.

La gran pregunta es: ¿una mujer hetero siempre se siente libre de expresar su sexualidad en la intimidad? El problema del machismo es que si una mujer expresa su sexualidad es tachada de “zorra”, “puta”, “golfa”, “fácil”, lo que provoca que sean menos abiertas con el sexo y, por lo tanto, estén menos satisfechas.

En un texto de Lilian Bañuelos, ella dice algo muy revelador:

¿Fingía los orgasmos? Muchas veces. ¿Por qué? Fingimos por muchas razones, pero en un sondeo con amigas y mujeres cercanas, dos motivos fueron los más comunes. Uno es terminar lo más pronto posible con una experiencia que no está siendo lo que esperábamos o que de alguna manera nos está haciendo sentir incómodas. Hay como un lapsus de arrepentimiento en el que te preguntas: “¿cómo diablos acabé metida en esto?” El segundo es el más conflictivo: complacer al tipo con el que estás cogiendo. Nos educaron para complacer a los hombres, para no herir sus sentimientos. Nos educaron para hacerlos sentir cómodos en todo momento. No vaya a ser que mancillemos su masculinidad si le decimos que no tienen ni puta idea de cómo hacer sexo oral. ¿Para qué incomodarlos? Muchas veces nos han dicho que el placer está en otorgarle placer al otro, así que estamos bien con eso: mientras él la haya pasado chido lo demás es francamente lo de menos.

El texto en el que lo dice es un texto en el que ella descubre que los hombres no le estaban produciendo los orgasmos que ella sí se producía sola. Entonces muestra su inconformidad con eso: el sexo debería ser satisfactorio para todos los involucrados (al orgasmo hay que trabajarlo).

Todo está dispuesto para que los hombres tengan orgasmos, pero no así para las mujeres, quienes deben, por presión social, fingirlos. Esto no sucede de esta manera con las mujeres gay o con los hombres gay que están más acostumbrados a decir lo que quieren y que están más abiertos a “experimentar”.

La pregunta es: ¿cómo cambiar esto?, ¿cuándo las mujeres hetero tendrán los orgasmos que se merecen?

Parece que ya va siendo hora de disminuir la brecha orgásmica, ¿no crees?