Uno de los máximos exponentes del surrealismo del siglo pasado fue el español Joan Miró (1893-1983), a quien el surrealismo le quedó chico.
Miró expresó tempranamente sus pretensiones con los métodos tradicionales de pintura: “matarlos, asesinarlos o violarlos“. Su niñez y juventud fue marcada por la provincialidad de Cataluña, aunque su madurez se vio marcada por la violencia de la Guerra Civil Española y la Segunda Guerra Mundial.
La “caligrafía” de la Naturaleza nunca dejó de ser un tema central en su obra, aun cuando el onirísmo y la abstracción dominaron su lenguaje. No importaba el exceso o la falta de elementos, el diablo y la intensidad siempre estaba en los detalles. Se requiere de la lúdica imaginación de un niño para poblar al mundo de tantos seres fantásticos. Sin embargo, también se requiere de los estudios de un adulto para poder pintar como un niño.
Aunque se asoció a los surrealistas durante su estancia en París, eventualmente los abandonó. No podía limitarse ante su estética y su política. De hecho, no había restricción que el pintor soportara; Joan Miró asesinó a la pintura desde su plasticidad misma.
Seguramente ninguna de estas palabras tenga sentido, pero ¿acaso le restan valor a estas obras?:
- “La masía” (1922). Una oda a la casa de campo de su familia, infestada de simbolismos.
- “Paisaje Catalán (El cazador)” (1923-1924). Dato curioso: la figura inferior es un pescado sin cuerpo, pro con lengua, bigote, orejas, un intestino y un testículo.
- “Carnaval del Arlequín” (1925). Entre el Bosco y el cómic.
- “Bodegón del zapato viejo” (1937). En retrospectiva, Miró reconoció la tragedia de la guerra en la mezquindad de los elementos: un miserable troso de pan y un zapato viejo.
- “El canto del ruiseñor a medianoche y la lluvia matinal” de la serie Constelaciones (1940). Astros, pájaros y mujeres fueron la fuga política de Miró.
- “Personajes y perro delante del sol” (1949). Líneas simples, colores puros.
- “Azul II”, del tríptico Azul (1961). Ahí donde el símbolo ya no alcanza, está el desnudo absoluto.