Fuminori Akoa lleva ya un año dentro de su cuarto, ahí realiza todas sus actividades; según él es una gran persona que podría hacer cosas extraordinarias, pero no siempre logra demostrarlo.
Se trata de los hikikomori, personas que viven vidas solitarias, en muchos casos, completamente ajenos a cualquier contacto social. Suelen depender sus padres o de algún otro ser querido que los provea de bienes del exterior.
Esta tendencia es una realidad creciente en Japón. En un censo realizado en ese país se contabilizaron 450 mil hikikomoris. Sin embargo, se cree que podrían ser más, incluso el doble, ya que las personas que llevan este estilo de vida prefieren permanecer en el anonimato en todos los sentidos.
Los libros son de Shoku Uibori, quien lleva 7 de sus 43 años viviendo en su cuarto; era un hombre de negocios, pero cuando su empresa se fue a la quiebra decidió encerrarse; solo sale en las noches para abastecerse en tiendas de conveniencia.
Se cree que el hecho de que la mayoría de los hikikomori sean hombres se debe a que en Japón las expectativas de que el varón sea el proveedor de su familia son muy altas. Y cuando no se logran los objetivos económicos, ellos prefieren recluirse.
Actualmente existen organizaciones que buscan rehabilitar a los hikikomori.
Las personas que ayudan a reintegrar a los hikikomori, primero, comienzan enviándoles cartas y con el tiempo logran el contacto personal.
Algunos hikikomori han logrado reintegrarse a la sociedad y luego se vuelven ayudantes en las terapias de otras personas.
Otros ven en los hikikomori una forma de rebeldía. La sociedad japonesa actual tiende a los grandes grupos de personas y a la uniformidad. En este contexto, los hikikomoris buscan una forma de vida que vaya contracorriente, que les permita formar su propia identidad.
Chujo, de 24 años, quiso ser cantante de ópera, sin embargo su sueño se vio truncado por el hecho de ser el hermano mayor y tener que dedicarse al negocio familiar. Por un año hizo trabajo de oficina hasta que el estrés y el dolor lo llevaron a recluirse dentro de su habitación.