¿Dónde están los restos de Hernán Cortés?

Uno nunca sabe a dónde irán sus restos después de muerto.
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Naces, creces, invades un continente, mueres y tus restos ¿dónde terminan? Esta es la historia de los huesos de Hernán Cortés.

Cortés fue un personaje muy importante en la historia de la colonización europea (esa época en la que ese continente decidió salir al mundo… y apropiárselo). Es una figura interesante que protagonizó la invasión a América y que terminó por conformar lo que ahora conocemos como México (aunque en sus tiempos era más bien la Nueva España, México como lo conocemos no nació hasta después de la Independencia e, incluso, terminaría de adquirir su carácter después de la Revolución y las muchas décadas en las que gobernó el Partido de la Revolución Institucional).

Pero ¿dónde descansan los restos de Cortés?

El conquistador/invasor murió el 2 de diciembre de 1547 años (hace ya casi medio milenio) en Castilleja de la Cuesta, en Sevilla, España. Sus restos fueron enterrados en la cripta de la familia del duque de Medina Sidonia en el monasterio de San Isidoro del Campo. Pero después serían inhumados para ser llevados a la Nueva España.

Cortés indicó en vida varias locaciones en donde quería ser enterrado. Primero pidió que fuera en la iglesia contigua al hospital de Jesús en la Nueva España; luego pidió que se le enterrara en el monasterio que ordenó construir en Coyoacán; y al final pidió ser sepultado en la parroquia del lugar donde falleciera.

Esta es la matanza del Templo Mayor, realizada por Pedro de Alvarado mientras Cortés había partido a Veracruz a combatir contra Pánfilo Narváez. La matanza se realizó mientras los españoles permanecían como invitados en un festejo en honor a Huitzilopochtli y Tezcatlipoca.

Así que su cadáver viajó por varios lugares. Primero se removió dentro de la misma Iglesia de San Isidoro del Campo y luego sus familiares decidieron llevarlo a América, a México (otrora Nueva España) para ser sepultado junto a su madre y una de sus hijas en el templo de San Francisco de Texcoco. Y ahí descansó Cortés hasta que en 1629, su último descendiente masculino, decidió que llevarán sus restos a la iglesia de San Francisco frente a la plaza de Guardiola.

Diego Rivera lo pintó junto a la Malinche como los principios de la estirpe mexicana moderna.

Otra vez, sus restos no tendrían descanso definitivo pues San Francisco fue remodelado y los llevaron a la parte posterior del retablo mayor. Ahí estuvieron 78 años, hasta que las autoridades de la Colonia lo exhumaron oooootra vez, ahora para llevarlo a la iglesia contigua al hospital de Jesús.

Ante la guerra de Independencia y la creciente ola antihispana dentro de México, el conservador Lucás Alamán ocultó el cadáver bajo una tarima del Hospital de Jesús en donde se considera que Cortés y Moctezuma se vieron por primera vez.

Cortés, La Malinche y Moctezuma.

La ubicación de los restos quedó en secreto hasta que el 28 de noviembre de 1946 por fin fue identificado. Entonces las autoridades decidieron poner los restos en la Iglesia de Jesús Nazareno en el Centro Histórico, justo a la izquierda del altar.

Y bueno, aquí terminó este personaje tan importante y polémico para todos nosotros: