La religión se supone que se trata de amar a los otros y compartir y blablablá, pero un estudio encontró que las personas que no profesan ninguna religión, o sea los ateos, son más generosos y “mejores” personas, que aquellos que sà van a misa cada domingo.
Un grupo de cientÃficos realizaron un estudio en el que contrastaron las formas de convivir entre niños, en cinco diferentes paÃses del mundo: Estados Unidos, Canadá, China, Jordania y Sudáfrica. De esta forma, intentaron entender cómo la religión afecta la forma en que los niños se relacionan con otros.
¿Para qué? Pues para nomás. A veces hay tiempo de hacer entrevistas a niños y a veces hay tiempo para intentar entender por qué son como son. En este caso, estudiaron si la moral que tienen las religiones afecta, finalmente, cómo son estos pequeñines.
Los resultados fueron contrastantes, pues a la pregunta de si compartirÃan sus posesiones con otros, los niños que son hijos de familias practicantes católicas, musulmanas y de otras religiones, expresaron que no lo harÃan.
Por otro lado, infantes de familias que no se consideran creyentes, es decir los demonÃacos ATEOS, mostraron una mayor tendencia a ser compartidos y relacionarse abiertamente con otros infantes, independientemente de su condición.
La tendencia de que los niños religiosos no comparten y los ateos sÃ, se repitió en todos los casos y en todos los paÃses, independientemente de la condición socioeconómica de cada familia encuestada (es decir, los religiosos que toman Red Cola son igual de egoÃstas que los que toman Coca).
Eso sÃ, no todo es malo para los mochos: el estudio encontró que los que le hablan al amigo imaginario son más sensibles a las percepciones de “injusticia” que los ateos.
Sin embargo, esto quita la idea de que la religión hace “buenas” a las personas; aunque también suena a que todo es “por mi culpa” tres veces y que todo se resuelve rezando, no compartiendo.
Con información de The Telegraph