Quizá muchos de nuestro lectores no lo recuerden (o sean tan jóvenes que ni habían nacido) pero a principios de la década de los noventas, entró en vigor una nueva unidad monetaria en México que puso a todos de cabeza.
Además de la aparición de nuevas monedas y billetes, esta innovación consistió en quitarle tres ceros al valor que anteriormente tenían los “viejos pesos”.
Estas monedas venían acompañadas con la leyenda “N$” (Nuevos Pesos).
Para muchos el dichoso cambió fue un intento para detener la inflación, o al menos para maquillarla. No obstante, las autoridades dijeron que el objetivo de esta iniciativa era hacer más sencillas las transacciones y operaciones matemáticas de grandes cantidades de dinero.
Previendo que la gente no captaría eso de quitarle tres ceros a los viejos pesos, el gobierno lanzó una campaña informativa explicando con palitos y bolitas cómo sería este proceso:
En este comercial hasta sale Ivonne Montero…
Ella, al igual que el peso, también cambió:
El dichoso cambio no fue tan sencillo como se esperaba y la gente se hizo bolas a la hora de hacer la conversión, eso sin contar que muchos sentían que su dinero perdía valor.
Fue a base de muchos dolores de cabeza que el cambio fue asimilado. El proceso fue algo así:
El término “Nuevo Peso” se mantuvo durante los próximos dos años.
Por cierto, a 25 años de distancia algunas de esas monedas, emitidas entre 1993 y 1995, hoy alcanzan hasta los 2 mil pesos de valor.
Al final la inflación no se detuvo, pero al menos el cambio sirvió para que las monedas fueran menos grandes y aparatosas.
Eso sí, las nuevas generaciones nunca sabrán lo que era ir a la tiendita de la esquina con estas cantidades de dinero en la bolsa:
Y a ustedes, ¿les costó agarrarle la onda a eso de los “nuevos pesos”?