Cuando uno piensa en su mejor amigo, jamás imaginaría en la traición y la mentira, pero según un estudio, tu perro es capaz de utilizar el engaño para favorecerse.
Investigadores en etología (el comportamiento de los animales y los políticos) de la Universidad de Zürich, Suiza, hicieron un experimento con 27 perros de diferentes razas y edades.
Los perros fueron entrenados para reconocer a dos mujeres: una “cooperativa” (que continuamente les regalaba comida) y otra “competitiva” (que le enseñaba comida a los perros y luego se la guardaba, la muy mezquina).
Naturalmente, los perros prefirieron a la persona cooperativa y sus generosas raciones de alimento (¿quién no ama la comida gratis?).
Acto seguido, enseñaron a los perros a guiar a las personas hacia la comida cuando les preguntaban “¿Dónde está la comida?”.
Frente a los perros colocaron tres cajas: una contenía una salchicha (el bocadillo predilecto de los canes), otra contenía una croqueta y la tercera estaba vacía.
Aquí viene lo interesante. Fue más probable que los perros guiaran a la mujer cooperativa hacia su alimento predilecto, que a la mujer competitiva. La mujer generosa les regalaba el bocadillo que le enseñaban, mientras que la mezquina se quedaba con la comida. Pero aún más interesante, cuando se realizó el experimento por segunda vez al otro día, fue mucho más marcada la diferencia entre ambas mujeres; los perros aprendieron que guiar a la competitiva hacia la salchicha no les sería de provecho, así que le “mintieron”.
Los más listillos entre los peludos, consistentemente siempre llevaron a la mujer generosa a la salchicha, y nunca a la competitiva. La interpretación de los investigadores fue que los perros pueden ajustar su comportamiento y utilizar el engaño tácticamente; entienden que sus acciones pueden afectar el comportamiento de otros.
Así que ya sabes, detrás de esos ojitos tristes y sonrisas bobas, podría haber un maestro del engaño.
Vía Vice