Desde su aparición original en Pokémon Rojo y Verde (Rojo y Azul afuera de Japón), Mewtwo ha disparado la imaginación y la fascinación de los fans de los monstruos de bolsillo.
No sólo es el “jefe final” de los juegos originales (o por lo menos el reto final… pera aquellos que se negaron a usar la Master Ball porque la desperdiciaron en Articuno por las implicaciones éticas de capturar un pokémon sin demostrarle que eres digno de ser su entrenador), también es el pokémon más poderoso de todos (bueno, hasta que llegó dios Arceus), tiene un diseño pateatraseros y una historia que nos llegó al corazón a todos los niños con problemas de ira reprimida y la secreta fantasía de destruirlo todo con poderes psicoquinéticos.
Aunque su historia canónica varía de los juegos al anime -en el anime es un clon del pokémon Mew, mientras que en los juegos es su vástago genéticamente modificado- hay un elemento en común en ambos medios: Mewtwo nació de la vanidad y la sed de poder humana (poder no sólo en cuanto a fuerza, sino también poder sobre la vida y la muerte).
En la primera película de Pokémon y en el corto animado The Uncut Story of Mewtwo’s Origin (El nacimiento de Mewtwo en Japón) nos narran como el Dr. Fuji (Mr. Fuji en los juegos) es un científico obsesionado con regresar a su pequeña hija a la vida por medio de la clonación. Probablemente en el mundo pokémon no existen las becas CONACyT, y si existen, han de ser bien complicadas de conseguir, pues el Dr. Fuji aceptó recibir recursos para su investigación por parte de Giovanni, el jefe del grupo criminal Rocket, con la condición de que debía crear una versión en esteroides del pokémon mítico Mew.
Mewtwo (literal Mew dos) resultó ser demasiado poderoso y sus creadores demasiado idiotas como para saber que insultar al arma biogenética más poderosa jamás creada en su cara quizá no era buena idea.
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Sea como sea, eventualmente Mewtwo le perdona a la humanidad sus pecados -no sabíamos lo que estábamos haciendo-, pero no le perdona lo tetos que somos y decide alejarse de la civilización humana… Cosa que medio logra, pues, le guste o no, Mewtwo vive y vivirá en nuestros corazones (bueno… menos el Mewtwo de Super Smash Bros Melee… ese no está en nuestros corazones…).
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