El consenso general es que los primeros humanos (Homo sapiens) llegaron a América hace no más de 23,000 años, después del último periodo glacial… o quizá no fue así. Un estudio publicado en Nature parece cambiar radicalmente esto, pues descubrió indicios de actividad humana de 131,000 años de antigüedad en los restos de un mastodonte.
La (pre)historia grabada en huesos
Todo empezó con el descubrimiento de un mastodonte en la costa de San Diego, California. Por más pateatraseros que hayan sido estos parientes extintos de los elefantes, este descubrimiento por si solo no es motivo de reescribir toda la prehistoria. Lo que pone a nuestros conocimientos de cabeza es el hecho de que los huesos de este espécimen tenían marcas distintivas de herramientas. Es más, las herramientas de piedra –percutores y yunques– fueron halladas cerca del animal, haciendo del lugar un sitio arqueológico 100 mil años más viejo de lo que creíamos posible (en la zona).
¿Qué podría tallar los huesos de un mastodonte?
Las herramientas eran similares a las que los humanos y sus ancestros estaban utilizando en otras partes del mundo. Los investigadores recrearon estas herramientas y reprodujeron a la perfección las marcas sobre los huesos del mastodonte. Usando técnicas de datación con uranio, se comprobó la antigüedad tanto de los huesos como de las marcas. No hay ningún carnívoro conocido o proceso geológico que pudiera haber hecho esas incisiones tan precisas. Además, el sitio de la excavación estuvo libre de procesos de erosión desde su descubrimiento. Los autores del estudio no tienen duda: alguien hizo esas marcas. Dato curioso: los primeros indicios de la manipulación de huesos animales por parte de humanos tienen unos 1.5 millones de años de antigüedad y se encontraron en África.
Sin embargo, nada nos garantiza que haya sido un Homo Sapiens. ¡Es más! ¡Quizá fue una especie altamente diestra de pulpos terrestres que usó herramientas durante su corto tiempo de vida! Aunque es más probable –por no decir plausible– que haya sido un homínido, como el Homo sapiens o el Homo neanderthalensis (o sea, neandertales), pero no extrañaría que pudiera ser algo más.
Y estos restos humanos, ¿dónde están?
Es muy poco probable que encontremos restos de los que blandieron aquellas herramientas. Uno de los escenarios posibles, es que las marcas hayan sido hechas por un pequeño grupo “aislado” de homínidos. Este pequeño grupo probablemente no perduró y su paso por esas tierras quedó lavado por el tiempo.
Vía IFLScience