Ahhh, la magia del cine, el poder de esas imágenes fantasma que engañan nuestros sentidos y nos hacen creer en amores y planetas lejanos que solo podrían vivir en nuestra imaginación… y ojalá a veces solo vivieran en nuestra imaginación. Cuando estamos en el cine hacemos, inconscientemente, el pacto de ficción, o de credibilidad. Es decir, asumimos como “ciertas dentro de su propio mundo” los eventos que suceden frente a nosotros… hasta que llega un horrible efecto CGI que nos saca de ese mundo.
10. 007: Otro día para morir (2002)
En inglés existe la expresión “saltar el tiburón” (jump the shark), y se refiere a ese momento en que una obra de ficción se vuelve tan inverosímil y extravagante que nos hace romper el pacto de ficción. En este caso, el agente 007, interpretado por Pierce Brosnan, no solo salto el tiburón, saltó un tsunami.
9. El Hobbit: la batalla de los Cinco Ejércitos (2014)
La magnitud de trabajo que Peter Jackson y su equipo debieron de hacer para darle vida, con tanta dignidad, a una obra tan rica como la trilogía de El Señor de los Anillos y su precuela, El Hobbit, es innegable. Aún así, no jodas Peter Jackson en qué estabas pensando cuando se te ocurrió que esto estaba chido:
https://youtu.be/CgQSm0uSUtk?t=3m20s
8. Spider-Man (2002)
Su tercera parte fue tan atroz que casi borró de la faz de la tierra la genialidad de las primeras dos películas de Spider-Man. Literal las primeras dos del primer Spidey, el de Tobey Maguire. Pero seamos sinceros, ya llovió, y ni el siempre magistral Willem Dafoe puede evitar que nuestros ojos vean lo viejito de estos efectos.
7. King Kong (2005)
Otra de Peter Jackson… En este remake de King Kong hay una persecución en el que los héroes están corriendo entre una estampida de dinosaurios. O bueno, eso se daría a entender si no fuera tan evidente que solo estaban corriendo frente a una pantalla verde.
6. El regreso de la momia (2001)
Siendo honestos, El regreso de la momia no está más abajo en la cinta porque su CGI realmente no envejeció mal… sino que nunca fue bueno. Lamentablemente esta atrocidad de los efectos especiales tiene el rostro Dwayne Johnson, quien hizo su debut en su primer blockbuster hollywoodense. Afortunadamente esto no hundió su carrera…
5. Matrix Reloaded (2003)
The Matrix fue un excelso parteaguas de los efectos especiales. Nadie había visto algo como el bullet time antes y sus temas filosóficos mezclados en una claustrofóbica ciencia ficción nos alucinaron. Los fans quedaron divididos en cuanto a sus secuelas, pero algo es seguro: las hermanas Wachowski agarraron inercia y quisieron empujar su franquicia más lejos. Demasiado lejos quizá…
4. Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal (2008)
Spielberg nos prometió mantener el CGI al mínimo cuando revivió la entrañable franquicia de Indiana Jones… y nos mintió. Nos mintió bien feo…
https://youtu.be/vtwiMlm4u6w?t=4m47s
3. Linterna Verde (2011)
No. Solo no. Hasta el mismo Reynolds, dentro del personaje de Deadpool, se burló de este traje generado por computadora.
https://youtu.be/J8FnflqBE_4
2. Harry Potter y la piedra filosofal (2001)
La genuina magia de Harry Potter fue convertir en lectores a millones de niños y tener para su adaptación cinematográfica un reparto absolutamente legendario (Alan Rickman, Julie Walters, Dame Maggie Smith y Miriam Margolyes en la misma habitación). Sin embargo, ni toda la nostalgia ni toda la elite de histriones ingleses podrán embellecer algunos de sus efectos.
1. Las precuelas de Star Wars y las ediciones especiales
Este es el ejemplo paradigmático de que vale mil veces más un efecto práctico realizado con buen gusto y dignidad, que una orgía desenfrenada de efectos forzados y mal hechos: Star Wars. Sí, las primeras películas son viejas y se ven viejas, pero se ven verosímiles, sus mundos son tangibles y, aunque familiares, se sentían lejanos. En cambio, las precuelas… *suspiro*
Paradójicamente, cuando George Lucas regresó a la trilogía original para remasterizarlas y “aumentarlas” para que fueran más parecidas a su visión original, desbarató la belleza de sus mundos lejanos. En serio, quién toma una escena tan icónica como esta y la convierte en esto: