Hoy, 5 de septiembre de 2017, Freddie Mercury hubiera cumplido 71 años de patear traseros. La musicalidad y la voz de Mercury lo convirtieron no solo en una fuerza de la Naturaleza y en una bestia sobre el escenario, sino que también dejó un legado difícil de olvidar.
Lamentablemente, la música comercial está plagada de voces pedestres cuyas deficiencias son parchadas de manera digital, pero ese no fue el caso de Mercury. Oh no. Su voz no solo era naturalmente potente, sino que desarrolló una técnica que le permitió cantar en diferentes tesituras y en diferentes estilos, siempre musical y siempre en dominio.
Mercury no fue cualquier cantante de rock, y estos ejemplos demuestran que sus influencias estaban más “arriba” que la mera música comercial.
1. El concierto en Wembley, Londres, el 12 de julio de 1986
Lo que fue simplemente un juego vocal, un divertimento quizá para calentar, se convirtió en dos minutos donde tuvo el oído de todo un estadio siguiendo cada sonido de su boca. Para escuchar y disfrutar la música se requiere de “parar la oreja” y prestar atención, pero a la hora de hacer música ese esfuerzo debe de duplicarse. La voz solo puede imitar aquello que escucha, y para poder seguir y repetir cada nota que cantó Mercury, definitivamente todas esas personas debieron detener el mundo.
2. Su gusto por la ópera
Escuchen los primeros segundos de “It’s a Hard Life” con ese visceral “I don’t want my freedom!!“…
… y compárenlo con el clímax de “Vesti la giubba” (de la ópera I Pagliacci de Leoncavallo), una de las arias de ópera más famosas y reconocibles por la cultura popular:
https://youtu.be/nXSbWNlJVGE?t=1m32s
No fue un hurto, fue un tributo. A pesar de que Mercury decidió dedicarse al rock y no a la música de conservatorio, su gusto y respeto por las formas más complejas de música y de técnica vocal fueron evidentes. En la música de Queen no solo había estos pequeños pero sabrosos guiños a la ópera, sino que la propia “Bohemian Rhapsody” pretendía condensar en escasos minutos las estructuras narrativas y el poder sublime de esta forma de arte.
No gratuitamente esta icónica canción está en el álbum A Night in the Opera (Una noche en la Ópera):
3. Su MUY evidente gusto y admiración por la ópera:
Freddie Mercury fue un gran amigo de una de las voces más relevantes en la ópera del siglo pasado, la soprano española Montserrat Caballé. Fue junto a ella que en 1988 grabó el que hubiera sido el tema oficial de las Olimpiadas Barcelona 1992, de no ser porque falleció un 24 de noviembre de 1991.
Antes de ser amigos, Mercury fue un gran admirador de Caballé, quien a su vez también respetó muchísimo la música y la voz del rockero:
Su técnica fue asombrosa. No tenía ningún problema de tempo, cantaba con un incisivo sentido del ritmo, la colocación de sus vocales era muy buena y era capaz de pasar sin esfuerzo de un registro al otro. También tenía una gran musicalidad. Su fraseo era sutil, delicado y dulce o energético y golpeador. Era capaz de encontrar el color o el matiz expresivo correcto para cada palabra.
Si una Diva de la ópera dice todo eso de ti, es porque fuiste y eres grande Freddie Mercury.