Toma un segundo de tu tiempo para ver la ejemplificación de la constante lucha de todos nosotros por superarnos en la vida.
Observa en la mirada vacía de este roedor cómo sus sueños y esperanzas se esfuman con cada golpe que la vida, ejemplificada por el eje de la rueda para correr que lo golpea una y otra vez.
Atestigua la persistencia de este hámster que, a pesar de haber sufrido el irremediable mancillamiento de su alma, vuelve a montarse nuevamente en la rueda, clara simbología del rumbo irrefrenable del tiempo.
O bueno, ya. Mira y ríe con este hámster que tuvo un muy mal día.
En serio, ¿quién no ha sido este pobre bicho alguna vez en su vida? ¿Nadie? ¿Qué tal este?
O este, que no puede evitar dejarse llevar por el rumbo que otros deciden por él.
Tal vez el camino que tomó este no fue el mejor…
A este claramente le importa poco pasarle encima a otros para alcanzar sus metas.
Y justo cuando creías que todo iba a pedir de boca, suceden cosas como esta.
Este hámster enfrenta los problemas de su vida y cuestiona su encierro existencial, pero no logra mucho.
#TodosSomos el hámster que intenta montarse al tren de la vida pero falla miserablemente en hacerlo.
Y cómo olvidar a este chiquitín que perdió todas las esperanzas al darse cuenta de lo efímero de su existencia y las metas que había perseguido toda su vida.
¿O quién aquí puede decir que no ha tenido un solo episodio en su vida en el que se halla arrepentido inmediatamente de una decisión tonta?
Pero a pesar de los fracasos y los golpes de la vida, aprendemos a apreciar las cosas bellas que esta nos ofrece y acabamos de entender que somos más afortunados de los que creemos.
Después de todo, siempre habrá alguien que al final del día nos recuerde que lo importante no es evitar el fracaso, sino aprender de él y seguir adelante.