Un sujeto, al que se le había hecho muy caro su hospedaje en un hotel, decidió que era mejor idea escaparse por los cables telefónicos que conectaban su habitación con otro edificio.
Los cables, que pendían a 60 metros de altura, soportaron el peso del fugitivo, a quien no le importó quedar suspendido de un decimonoveno piso con tal de llegar al otro extremo del cable.
La proeza fue advertida por los transeúntes que circulaban por la zona, que no dudaron en inmortalizar el momento con sus teléfonos inteligentes.
A duras penas el hombre pudo avanzar por los cables, hasta que quedó irremediablemente enredado entre estos.
Afortunadamente el protagonista de esta historia no sufrió daño alguno, pues los bomberos acudieron a su rescate para bajarlo y, posteriormente, consignarlo a las autoridades locales.
De acuerdo con fuentes locales, el sujeto no solo se acercó a una dolorosa muerte por caída, sino que también a una por electrocución, pues las líneas telefónicas de las que se colgó estaban a pocos centímetros de los cables de alta tensión.
El hotel se negó a revelar la suma que hizo que su huésped prefiriera arriesgar su vida a saldarla, pero se sospecha que fue significativa.