La maravillosa historia de “La madre de todas las aguas locas”… y lo que dicen las redes

Al querer romper un récord de ebriedad imprudente, estudiantes guanajuatenses se intoxicaron por unas aguas locas tamaño Rotoplas. Hay gente a la que le gusta pistear. Hay a la que...

Al querer romper un récord de ebriedad imprudente, estudiantes guanajuatenses se intoxicaron por unas aguas locas tamaño Rotoplas.

Hay gente a la que le gusta pistear. Hay a la que le gusta pistear recio. Hay ebrios dedicados al pisto. Y luego están los estudiantes de Guanajuato.

Estos muchachos rifaron el físico para probar un punto: que nunca hay demasiada agua loca en una peda universitaria. El asunto es que mientras otros estudiantes, con menos visión empresarial, hubieran llenado 10 tambos de 500 litros, estos héroes decidieron saltarse el protocolo y preparar 500 litros de agua loca en un Rotoplas.

Lo que oyen muchachos: prepararon un Rotoplas de aguas locas en Guanajuato para mostrarle al mundo que ya no existe el miedo a Dios.

El resultado, como era de esperarse, fue menos celestial que la idea.

Después de empezar a remar en tan digno reto de locura, los 70 asistentes a la fiesta vieron, en cuerpo propio, el resultado de no pegarle a la matemática: para acabar con esos 500 litros hubieran tenido que tomarse 7 litros por persona.

Claro, por más torpes para el cálculo y atascados que hayan sido estos gallardos guanajuatenses, intentaron cumplir la profecía y acabar con el Rotoplas. En vez de lograrlo o de encaminarse hacia un digno convivio convivial, se pusieron, como dicen los franceses, hasta las manitas… y tuvieron que llamar a una ambulancia.

Al parecer, una chica de 17 años ya estaba totalmente congestionada por el alcohol. Porque 7 litros de tonayan con agua de sabores puede hacerte eso… y cosas peores. En cualquier caso, cuando llegaron los paramédicos se encontraron con una horda de universitarios ebrios como cosacos en navidad tratando la más torpe desbandada de la historia.

La ambulancia quiso llevarse a la chica de 17 años congestionada pero sus parientes no los dejaron y se la llevaron ellos mismos. El resto de los heroicos universitarios se fueron como pudieron -uno supone que rodando- a sus respectivas camas voladoras.

Lo que es más terrible de toda esta historia es que nadie nos ha reportado cuántos litros quedaron de aguas locas en el Rotoplas; ni si los gallardos estudiantes lograron vaciarlo todo. En todo caso, sabemos que estos muchachos rifaron recio el físico por amor a la patria y a las anécdotas que solo nacen en México.

Aquí en Erizos, mientras tanto, proponemos que se les haga un monumento, algo así como un panalito de bronce tamaño tinaco a la memoria del pedo anónimo. También proponemos que se incluya una forma de conciencia etílica en las pruebas de matemáticas de la secundaria: “Si tienes 500 litros de aguas locas y setenta invitados, ¿cuántos litros se van a tener que tomar cada uno para poder regresarle el tinaco a la tía Juana?”

Hay que pensar en la crianza, por favor.

Las reacciones en Twitter no se hicieron esperar y pudimos encontrar varias bellezas únicas en la red social del pajarito. Así que olvidemos que acabo de decir “la red social del pajarito” y mejor leamos un poco del ingenio campechano de las redes sociales con la conmocionante historia de unos héroes sin capa y un gran Rotoplas con propósito.

Entre todos los tuiteros que reaccionaron a la historia, hubo indignados:

Hubo algunos que se permitieron un pequeño ensayo sociológico:

Otros aceptaron su relación con Satanás:

https://twitter.com/carrunrun/status/920093224227737600

Algunos se vieron mucho más profesionales y mostraron una saludable ambición sedienta:

Algunos otros fueron más políticos:

También hubo comentarios propositivos sobre reformas estructurales:

Y claro, algunos comentarios pragmáticos:

El amigo del licenciado también opinó, metiendo en la conversación un poco de marketing:

Y, finalmente, Rotoplas nos dio un gran mensaje de visión y cordura. Cuando crees que nada más puedes tomar en cubeta, estos muchachos nos traen nuevas invenciones. Larga vida a los ingenieros.

Así que ya saben muchachos, no sean como los héroes de Guanajuato y aprovechen cada gota.