Se le hizo fácil orinar los botones del elevador y sufrió las consecuencias de su ocurrencia.
Un niño que se divertía al interior de un elevador de un edificio de departamentos de alguna ciudad de China, aprendió una dura lección sobre lo que es el karma instantáneo.
Al encontrarse solo, el niño se puso de puntitas, se acercó al tablero de botones del elevador y lo orinó de arriba a abajo, con singular alegría, hasta vaciar completamente su vejiga.
Ignorante de la cámara de seguridad que había registrado su diablura, el niño se subió el cierre de su pantalón y continuó como si nada y justo cuando el elevador que había vandalizado llegó a su piso, este sufrió un corto circuito y dejó atrapado al morro.
Así, señoras y señores, la vida se cobra las diabluras de la gente.
El video en el que se ve el periplo del niñito fue subido a internet y en pocas horas comenzó a circular por el mundo, acumulando una cantidad grosera de shares y likes en el proceso.
Resulta que la orina del niño, al ser casi pura agua, dañó los circuitos del tablero de control del elevador, así que cuando este llegó al piso donde tenía que detenerse y abrir sus puertas, el líquido que impregnaba casi todos sus cables provocó un cortocircuito que lo obligó a cerrarse.
Esto dejó atrapado al niño que ya no supo qué hacer, así que quedó sin otra opción que entregarse al pánico e intentar pedir ayuda a través de algunos de los botones de auxilio que se encontraban, irónicamente, en el panel que se había encargado de empapar con su orina.
No cabe duda que la vida es dura y más cuando crees que puedes ser malo y salirte con la tuya.
Este niño aprendió a una edad muy temprana que las facturas de todos nuestros hechos se nos van cobrando una a una, hasta que ya no queda nada más de nosotros mismos.