¿Crees que el mundo es necesariamente mezquino y cruel? ¿Que uno nace naturalmente avaricioso? ¿Que la pobreza es una situación natural e inevitable? Es cierto que antes incluso de nacer, los dados de nuestro destino ya están prácticamente echados según la situación económica de nuestra familia, pero hay otro mundo posible, y los niños de este video nos lo recuerdan:
Tenemos mucho que aprender de la niñez. pic.twitter.com/TkLBIczCZ7
— Oxfam México (@oxfammexico) February 9, 2018
Nos topamos con este video donde varios grupos de niños se ven ante una misma situación: cada uno recibió un número diferente de donas, algunos recibieron cero (destino peor que el olvido; sin pan dulce no hay paraíso).
¿Qué sucedió después? ¿Acaso alguno de los niños utilizó sus donas extras para explotar laboralmente a los niños sin donas? ¿Acaso uno se esmeró en acaparar todas las donas en su plato?
No, los niños compartieron; primero equitativamente y luego según la necesidad.
En principio reparten sus bienes panosos en partes iguales, pero tampoco faltó quien le diera el pedazo más grande al que había empezado sin nada o quien –ya satisfecho– cediera sus donas extras al que aún tuviera hambre.
En el mundo real, según que tan acomodada esté una familia, mejor educación, mejor nutrición y mejores servicios recibirán los hijos; sería ingenuo negar que los privilegios están dados: ¿No sería preferible que todos recibamos las mismas oportunidades para desarrollarnos?
Quizá los niños no siempre son muy brillantes, pero en este caso sí que se pasaron de listillos.
Enhorabuena, ojalá este fuera nuestro presente y futuro: lleno de pan dulce y sin la enorme brecha entre ricos y pobres.