Coco, la última producción de Pixar, celebra el Día de los Muertos y parece enaltecer la milenaria tradición a niveles que muchos mexicanos jamás imaginamos, ofreciéndole proyección internacional a una parte fundamental de la identidad nacional.
Pero la historia de Disney con esta conmemoración prehispánica no fue siempre como miel sobre hojuelas porque hace cuatro años, a la Casa de Mickey Mouse se le condenó por intentar patentar el Día de Muertos.
En 2013, una noticia del sitio especializado en asuntos Disney, Stitch Kingdom, escandalizó a los medios de comunicación mexicanos y a los internautas: Walt Disney quería desarrollar una película de animación dirigida por Lee Unkrich que tratara sobre el Día de Muertos, pero para ello necesitaba patentar dicha festividad.
El escándalo adquirió nuevas dimensiones cuando se liberó la solicitud de la empresa estadounidense ante la United States Patent and Trademark Office (oficina de patentes en Estados Unidos) para registrar el Día de los Muertos a su nombre con el fin de proteger sus productos educativos, de entretenimiento, de uso personal y alimienticios inspirados en el día que los mexicanos conmemoramos cada 1 y 2 de noviembre.
Para calmar los ánimos de los mexicanos que se negaron a que una empresa internacional se apropiara de sus tradiciones, Disney salió a decir que sus intenciones no eran malas y que la petición de patente había sido “solo para proteger su nueva película y sus productos derivados”.
Un portavoz de la Casa de Mickey dijo que querían patentar “la idea” de la película, pero nunca la tradición.
Luego de varios días de fuertes críticas a la empresa, esta decidió cancelar su petición ante la oficina de patentes, pero siguió con el proyecto que hoy conocemos como Coco. Este, como mucha gente que ya la vio sabe, se basa en la tradición del Día de los Muertos, pero no intentó apropiarse de ella… ¿o sí?
Esta no es la primera vez que Disney hace suyas historias ajenas. Desde sus inicios, sus versiones animadas de cuentos como La Sirenita, basada en el cuento del poeta danés Hans Christian Andersen; Blancanieves, inspirada en la historia de los Hermanos Grimm y hasta Frozen (historia corta creada por Hans Christian Andersen), han hecho creer a gran parte de la población que el estudio de animación las creó, cuando en realidad le pertenecieron a otros autores europeos.