Es difícil que haya algo que supere a unos buenos tacos en este mundo. No solo en alimentos, sino en cualquier cosa, literal cualquier cosa. Curan males, arreglan almas, quitan el hambre, el frío, la delgadez y ahora sabemos que hasta producen amor.
Más que producir amor, los tacos son una fuente inagotable de este. No podemos decir que amamos algo, como debe ser, si no están unos incluidos. Desde conciertos, amistades, anéctodas y hasta romances, como nos dejó claro este galanazo.
Bien pudieron haber sido una flores, esos cadáveres que la gente sin cabeza regala como si fuera algo romántico. O sea, sí, los taquitos también son cadáver, pero ya pasaron por el proceso de purificación del comal y el aceite; las flores solo son cuerpos arrancados de la tierra.
Pero, bueno, veamos la noble acción que demuestra más amor que un peluche horrible que mide como dos metros:
La cara de sorpresa, de felicidad y esa sonrisa no la pueden comprar ni un anillo con un diamante, el oro o cualquier regalo en rebaja por el Buen Fin. No, esto es felicidad verdadera.
Así es como el amor nace y así es como de verdad se crean vínculos y relaciones basadas en cosas verdaderas y duraderas (como el hambre), no en cosas falsas y que se acabarán pronto (como tu quincena).
Ahora lo sabes, no es que nadie te quiera, es que no estás demostrando tu amor como debería ser. Si amas a alguien compártele las cosas que te hagan feliz y verás cómo todo cambia.