Un reportaje de Vice (porque claro) acaba de descubrir la nueva profesión de Barney el dinosaurio… y, al parecer, no se le ha quitado la sonrisita.
Hay días en los que tu trabajo es mecánico, repetitivo y aburrido a muerte. Y luego, hay días en donde te toca escribir sobre cómo Barney, el dinosaurio morado más cagante de la televisión, se dedica ahora a coger con señoras ricas bajo el cobijo de una espiritualidad dudosa.
Sí, no es broma, no es mentira, no es engaño: el actor que interpretó a Barney durante diez años se dedica ahora a hacer “terapias tántricas” en California. Empezó esta práctica en 2004 y tiene alrededor de 30 clientes constantes. Claro, todos sus clientes son mujeres con las que intercambia el contacto de su lingam (así llama espiritualmente al pene) con sus yonis (vaginas).
¿Quieren saber cómo funciona el asunto, picarillos?
David Joyner empezó a hacer masajes suecos antes de los noventa cuando estudiaba una carrera en informática. Por esas épocas empezó a estudiar el pensamiento tántrico -que es una forma de desprendimiento del ego relacionada con diferentes disciplinas espirituales asiáticas, en particular, el budismo-. Y se clavó con eso del sexo tántrico -que es una forma de sexualidad espiritual a través del intercambio de energías-.
Puso todo en pausa cuando interpretó a Barney desde 1991 hasta el 2001 y luego abrió su propia página para liberar de las malas vibras a las señoras que le fueran a pedir consulta.
El asunto funciona así: Joyner les hace firmar unos cuantos contratos para que no le lluevan demandas, les muestra una constancia médica que comprueba que no tiene enfermedades venéreas, verifica sus historiales médicos y, si siente una empatía vibrosa -o, básicamente, le gustan- pasan ya a los masajes liberadores que incluyen orgasmos, manipulación vaginal o penetración sin protección en las llamadas “sesiones completas”.
Y estas sesiones llegan a durar cuatro horas.
Muchos han criticado que este tipo de prácticas no tiene nada que ver con la espiritualidad tántrica y que se asemejan más a una forma de prostitución disfrazada de rezos. Un poco como si los Testigos de Jehová dieran masajes eróticos de puerta en puerta (serían mejor recibidos, eso que ni qué)…
En todo caso, parece que hay ciertas áreas grises en las leyes contra la prostitución en California que permiten que Joyner siga haciendo felices a muchas doñas. Y su página está llena de testimonios espléndidos que hablan de la enorme liberación que han logrado en las sexys manos del ex dinosaurio (y ¡wow!, nunca pensé usar esa frase en mi vida).
En cualquier caso, Joyner defiende su nueva profesión hablando sobre la felicidad y la alegría y el amor y no sé cuantas cosas que suenan muy hermosas, pero que básicamente parecen estar diciendo: “no me juzguen, cojo mucho y parezco adolescente a los cincuenta”.
Todo bien con Joyner y sus clientas, ojalá que sigan haciéndose felices mucho tiempo. El único problema aquí son las dudas que plantea su forma de retratarse como un guía espiritual o “sanador”. Y muchos hablan de abuso de autoridad para conseguir favores sexuales…
Ustedes vean con qué lado de esta extraña historia se quedan y qué imagen guardarán de Barney y su permanente sonrisa. Nosotros nos retiramos lentamente dejándoles la reflexión pertinente de la noche: ¿Se imaginan una orgía de Teletubbies? Qué pinche inquietante…
