El periodista deportivo más famoso, histórico y despiadado de México tiene nombre y apellido: José Ramón Fernández. Todos los caminos conducen a él; no existe ser humano —aficionado o no a los deportes— que no haya escuchado de ese pequeño gigante.
Joserra es fundador y miembro honorífico del antiamericanismo. No existe odio más rampante al América que el que pregona nuestro pequeño amigo. Y lejos de criticar lo que parece un acto injustificado, lo aplaudimos. Necesitamos personajes como él en nuestra vida.
Los años nos han demostrado que no existe individuo —excepto el Hoolligan— que pueda pasar por encima de nuestra achaparrada majestad y si intentan lo contrariarlo, Joserra usará el látigo de su desprecio para hacerlos llorar. No, no exageramos.
El pasado lunes, en La Saga (un programa de entrevistas conducido por Adela Micha y transmitido a través de YouTube) se destapó uno de los episodios más escandalosos de nuestro hater favorito.
Durante el programa, Inés Sainz, declaró que José Ramón quiso frenar Deportips: “Llego con Joserra, se lo puse en la mesa y le enseñé los contratos para la primera temporada. Agarró mis contratos y me dijo ‘¿qué te crees niñita, que tú me vas a decir cómo se hace la televisión? Esto no va a salir nunca’ y me sacó”.
El hecho estuvo sepultado mucho tiempo y hoy, en la cima de la corrección política, la declaración salió como proyectil para intentar derribar el prestigio de un periodista que está más allá del bien y del mal. Afortunadamente la situación llegó a buen puerto y Deportips vio la luz para iluminar nuestras mañanas dominicales y guiar nuestros trotes en las canchas de cemento.
Hay que recordar que esta no es la primera vez que Joserra se ve inmiscuido en este tipo de situaciones, la más reciente fue cuando le dijo a su compañera, la conductora de ESPN Miroslava Montemayor, que “calladita se veía más bonita”.
No es difícil evaluar y sopesar la actitud de José Ramón, pero si pudiéramos compararlo sin duda sería el profe de primaria que aventaba el borrador y al que no podías debatirle en lo más mínimo.
