Cada estado del país representa una parte del alma de México, pero quizá Oaxaca sea el corazón. Sus tradiciones, sus coloridas tradiciones, toda la cultura que se respira en sus calles, la calidez de su gente, los oaxaqueños son el crisol en el que se funden una gran cantidad de pueblos, lenguas y costumbres y que sirve para formar uno de los vértices más importantes del país.
Es en Oaxaca donde las mujeres y los hombres nos enseñan secretos milenarios sobre la vida y la naturaleza. Quizá sea por eso que no sea raro que sea también el lugar en donde se dio esta curiosa manifestación en pro de los árboles: una mujeres oaxaqueñas decidieron casarse con unos árboles.
Parecería una locura, pero el propósito de estas activistas que hicieron estas ceremonias en San Jacinto Amilpas era concienciar sobre las repercusiones de la tala ilegal y la masiva deforestación de su estado. Así lo dice una de las novias:
“Casarse con un árbol es una manera de decir que tenemos que dejar de exterminar a la Madre Tierra todos los días, cada minuto, cada segundo”
Otra de las novias añadió:
“Pensé que era muy interesante el compromiso que tenemos, no solo con este árbol, sino con toda la naturaleza. Pensé en cuánto hemos dañado a la naturaleza, así que decidí venir y casarme”
¿Por qué casarse? Es una manera de adquirir responsabilidades con el árbol, decir que uno es responsable de él (es decir, que debe responder de sus acciones).
La ceremonia fue incentivada por Richard Torres quien fue el primero en casarse (él lo hizo con el mítico árbol del Tule). Él activista tiene una gran trayectoria haciendo este tipo de manifestaciones (lo ha hecho en Perú, en Chile, Argentina, Bolivia y Brasil) y ha logrado la reforestación de 40 mil hectáreas de bosques en el mundo… ¿cuántos podríamos decir eso?, ¿que 40 mil hectáreas verdes del planeta se rescataron gracias a el compromiso que uno tiene con la naturaleza?
En México, Oaxaca y otros estados atraviesan una deforestación masiva. Parece que a los mexicanos les está dejando de preocupar su relación con la naturaleza y el medio ambiente, ¿Sería una locura recordar que uno es responsable de ella y pedirle a todos que adquieran un compromiso con su propia tierra? Tal vez México tenga una oportunidad de recuperar su maravillosa naturaleza… una vez más el pueblo oaxaqueño habrá sido quien nos muestra dónde debería estar nuestro corazón como país.