Recientemente salió a la luz el hilo negro que tenía a todo el mundo con el Jesús en la boca; el truco mágico –y quizá satánico– sobre por qué “Despacito” de Luis Fonsi con Daddy Yankee es tan pegajosa. Desafortunadamente no es ni el hilo negro, ni mágico, probablemente tampoco sea satánico.
Todo empezó con un hilo de tuits de un productor musical español llamado Nahúm García:
Os he hecho un croquis para que entendáis visualmente dónde reside la MAGIA de la parada del Despacito. De nada. pic.twitter.com/I6ckZwuCze
— Nahúm García (@nahum) July 3, 2017
es el mismo tempo después pero la parada rompe, no vuelve a entrar en el 1, cae en medio. Lo he comprobado 😀 pic.twitter.com/PSqJ7itgsV
— Nahúm García (@nahum) July 3, 2017
Lo que García parece explicitar visualmente es el hecho de que la primera vez que Luis Fonsi canta “Des-pa-cito” rompe con el pulso de la canción. El pulso es como el latido de la música, es ese ritmo parejo que instintivamente marcamos con el pie o con la mano cuando escuchamos algo.
En parte, su comentario es atinado:
Investigadores que han estudiado los efectos de la música en el cerebro especulan que algo de la satisfacción que sentimos al escuchar música se debe a la capacidad de poder predecir lo que vendrá a continuación. Por eso, señalan que un ritmo sencillo y repetitivo es un elemento que suele estar presente en los gusanos de oído. Un gusano de oído es un término para referirse a las canciones que se nos quedan irremediablemente pegadas en la cabeza.
Sin embargo, cuando rompes con el patrón predecible, eso le salta, consciente o inconscientemente, a nuestra atención, aumentando nuestra concentración y consecuentemente resaltando lo que vendrá después. En el caso de “Despacito”, la ruptura del pulso aparece justo antes del estribillo, cuando Fonsi canta el “des-pa” de despacito con un pulso más… despacito.
https://giphy.com/gifs/producthunt-mind-blown-blow-your-26ufdipQqU2lhNA4g
Totalmente, no es un tema complejo pero el truqui es interesante y le da rollazo. Digo que es magia un poco de cachondeo, pero mola ?
— Nahúm García (@nahum) July 4, 2017
Pero, el problema de la explicación espacial de García es que es absolutamente anti musical:
nope. Mira la imagen que puse. Está fuera de grid. Baja si quieres a verme y te lo enseño en logic :-d
— Nahúm García (@nahum) July 3, 2017
El pulso suele ser constante y regular. De hecho, es algo tan exacto que podemos marcarlo con absoluta precisión con metrónomos. Es más, los estudiantes de música de conservatorio requieren de la precisión del metrónomo para estudiar. Pero a la hora de interpretar una obra musical esa precisión es desdeñable y el virtuosismo mecánico aburrido.
En música existe algo llamado agógica, que son los cambios en el pulso con fines de expresividad musical. Es decir, cuando un músico interpreta una pieza, tiene la libertad de cambiar el pulso (acelerarlo, alentarlo, detenerlo, etc.) para acentuar el impacto emocional de la música. Según el repertorio, esta libertad puede ser absoluta (a criterio del buen gusto del interprete) o estar restringida a la intención o al estilo del compositor o su época. Los recursos agógicos pueden ser usados para otros fines, además de la “emotividad”.
Dicho en otras palabras; el pulso no es absoluto y mecánico, es orgánico y expresivo.
El análisis de García parece hacer demasiado hincapié en el grid, las líneas blancas que se encuentran en la parte superior de su gráfica y que son la representación visual del pulso del metrónomo. Si ya dijimos que “Despacito” tiene un cambio agógico, un cambio en la velocidad de su pulso, usar una regla uniforme para medirlo y sorprenderse porque no cuadra es una obviedad tan obvia que hasta duele.
Peeeeeeero el verdadero problema es cómo otros medios interpretaron la explicación y las palabras de García:
No es un ritardando. Te haces llamar músico y no sabes que es un figuralismo. El croquis era para hacer reír pero eso tampoco lo entendiste.
— Nahúm García (@nahum) July 8, 2017
Se las tomaron demasiado en serio.
Si desde el principio realmente todo fue una broma y si esa broma fue graciosa, es discutible, muy discutible.
Lo que definitivamente no es gracioso son títulos como “Esta es la razón por la que Despacito no se te quita de la cabeza: el estribillo rompe las reglas de la música”. Hacer tanto alarde de algo tan básico como un cambio en el pulso y catalogarlo como un “mágico secreto” es engañoso. No todo el mundo tiene la suficiente educación musical para reconocer hasta dónde llega el análisis serio y dónde empieza la broma.
Así que no, “Despacito” no rompió las reglas de la música, al contrario, su “secreto”, además de su marketing, fue su amena construcción armónica y rítmica, y ser musical en donde tenía que ser musical.
Vía Gizmodo, That good you need, BBC